jueves, 30 de julio de 2009

Anorexia

La preocupación excesiva por tener un cuerpo perfecto puede llegar a convertirse en una obsesión y derivar en trastornos de la conducta alimentaria. Cuando esto sucede, los pacientes, casi todos adolescentes y jóvenes, adquieren patrones de alimentación tan peligrosos para la salud que pueden llegar, incluso, a comprometer sus vidas. La anorexia nerviosa es una de las enfermedades de este tipo más frecuentes.

El rechazo a mantener un peso corporal mínimo, el miedo intenso a engordar y la alteración significativa de la imagen corporal son las características fundamentales de este trastorno que empuja a sus víctimas a disminuir la ingesta total de calorías o a recurrir a las 'purgas' (vómitos provocados o uso de laxantes) o a la práctica excesiva de ejercicio físico.

Se estima que un 4,5% de la población sufre algún trastorno de la alimentación, la mayoría es del sexo femenino. No obstante, mientras que hay un enfermo varón por cada nueve chicas mayores de 12 años, en el tramo de los seis a los 12 años, la proporción es de cuatro niños por cada seis niñas.

Qué la desencadena

Pese a que aún se desconocen las causas últimas de la anorexia, las investigaciones sugieren que una combinación de ciertos rasgos de la personalidad, factores emocionales, así como biológicos y ambientales están detrás de este trastorno. Con frecuencia, las personas con anorexia dejan de comer bien porque piensan que así controlan su vida, o bien para revelarse contra las personas cercanas. La baja autoestima, la búsqueda de la perfección, los sentimientos de soledad, el fracaso sentimental o una historia de burlas respecto al tamaño o peso son factores que pueden precipitar la aparición de la anorexia.

Cómo se manifiesta

-Las afectadas suelen sufrir una rápida pérdida de peso a lo largo de varias semanas o meses sin una causa física que la justifique.

-Pese al adelgazamiento evidente, continúan haciendo dieta por su temor enfermizo a engordar.

-Muestran un interés desmesurado por el contenido calórico de los alimentos. Rechazan sistemáticamente todos aquellos productos con exceso de calorías y grasas.

-Manifiestan comportamientos inusuales respecto a la comida: Desmenuzan los alimentos, los apartan, los esconden en servilletas...

-Inventan excusas para no sentarse a la mesa con otros comensales y descartan las invitaciones a actos en los que haya que comer en público.

-Utilizan píldoras adelgazantes o laxantes.

-En las mujeres, los periodos menstruales pueden volverse irregulares o, incluso, desaparecer.

-Suelen aislarse y mostrar irritabilidad. También es frecuente la aparición de sentimientos de ansiedad y depresión.

-Practican ejercicio físico en exceso.

-Suelen llevar ropa holgada para 'disimular' su 'gordura imaginaria'.

-Duermen poco y procuran estar siempre activas.

-Niegan y ocultan la existencia del problema.

Otros signos

La anorexia no sólo se reconoce por la extrema delgadez de quien la sufre. Existe otra 'cara' de la enfermedad que se distingue porque las afectadas tienen:

-Piel seca y amarillenta

-Deshidratación

-Fatiga

-Desarrollo de vello corporal blanco y fino

-Uñas frágiles

-Caída del cabello

Las consecuencias de la enfermedad

Cardiovasculares. No es fácil predecir qué personas anoréxicas van a desarrollar un problema cardiaco con el tiempo, pero sí se ha podido constatar que la inanición repercute en la salud del corazón: disminuyendo el tamaño del órgano y ocasionando prolapso de la válvula mitral, hipotensión (tensión arterial baja), arritmias y bradicardia (ritmo cardiaco lento).

Osteoporosis. Se produce la pérdida de masa ósea como consecuencia de la retirada de la menstruación. Aumenta el riesgo de fracturas a largo plazo.

Inmunidad. Aumento del riesgo de sufrir enfermedades infecciosas.

Problemas gastrointestinales. Dolor, estreñimiento, flatulencia y reducción del tamaño del estómago.

A nivel hormonal. Se producen ovarios poliquísticos, acné severo, déficit de la hormona tiroidea y trastorno de la regulación en la producción de insulina.

Otras: Daños neurológicos, calambres y hormigueos e intolerancia al frío.

Diagnóstico y tratamiento

La anorexia nerviosa se agrava cuanto más tiempo pasa el afectado sin diagnóstico y tratamiento. Si sospecha que su hija o hijo la padece, acuda al médico cuanto antes. Primero descartará si la pérdida de peso obedece a una enfermedad física. En el caso contrario, el paciente será enviado a un psiquiatra quien se encargará de confirmar el diagnóstico.

El 70% de los casos se cura, un 15% de los afectados recae y el 15%, se convierte en enfermo crónico. Desgraciadamente, un 2% muere.

El tratamiento de la anorexia debe ser multidisciplinar. La normalización de la dieta y de los hábitos alimenticios son un paso terapéutico fundamental para, posteriormente, resolver los problemas físicos, psicológicos, sociales y familiares que acompaña a la enfermedad. Además de la terapia dietética, la paciente recibirá tratamiento psicológico y farmacológico. La familia juega un papel crucial en la recuperación de las afectadas.

Cuando la pérdida de peso es del 25% al 30% o si los pacientes tiene escasa motivación, trastornos psiquiátricos asociados o problemas en el entorno familiar, se suele recurrir a la hospitalización.

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