sábado, 24 de abril de 2010

Crece el tráfico de niños en América latina

La pobreza que golpea a la región alienta el fenómeno

Nueve bebes guatemaltecos casi desnutridos fueron encontrados en una casa en Costa Rica a fines del año pasado cuando estaban a punto de ser vendidos a extranjeros. Por esos días, otras cinco bebas de entre 40 días y nueve meses fueron rescatadas en Guatemala antes de ser entregadas a familias estadounidenses, y una red de traficantes, que había vendido tres niños chilenos a parejas de españoles, alemanes y franceses, fue desbaratada.

Estas son sólo algunas de las caras de un fenómeno que crece y preocupa cada vez más a los gobiernos de América latina: el tráfico de niños.

"La situación de empobrecimiento que están viviendo los países latinoamericanos hace que las personas sean más vulnerables y haya mayores necesidades, por eso el fenómeno está creciendo", explicó a LA NACION desde Panamá María Jesús Conde, asesora regional para la protección de la infancia de Unicef.

Al mismo tiempo, los gobiernos parecen estar tomando conciencia de la necesidad de frenar el flagelo. "El tráfico está creciendo, pero también se le está prestando más atención al tema", dijo a LA NACION Bruce Harris, director de Casa Alianza, una organización con sede en Costa Rica que defiende los derechos de la niñez. "Esto es porque hay una mayor presión política de Estados Unidos", añadió.

Esa presión viene del Departamento de Estado norteamericano, que desde el año pasado decidió imponer sanciones económicas a los gobiernos que no hagan lo suficiente para combatir el tráfico de personas.

Según el último informe de Unicef, cerca de 1.200.000 niños son traficados cada año en el mundo en un negocio que deja unos 10.000 millones de dólares en ganancias.

Los centroamericanos son los países de la región más afectados por este negocio. "Es un terreno abonado para el tráfico. Las fronteras son muy permeables y hay una movilidad constante de gente", señaló Conde.

Los bebes guatemaltecos encontrados en Costa Rica habían sido traficados sin inconvenientes por la frontera entre ambos países por una red que tenía su base en el estado de Florida, en Estados Unidos, y un sitio de Internet donde ofrecía a los niños en adopción.

¿Con qué otros fines se trafican los niños? En el caso de los varones, el motivo principal es su utilización como mano de obra barata. En el de las mujeres, la explotación sexual.

En países como Nicaragua y Haití, las redes de traficantes hacen contratos con las familias de los niños y les prometen que darán a sus hijos oportunidades que en sus países no tienen. Eso ocurre, por ejemplo, con los chicos paraguayos y bolivianos que trabajan en los campos de Brasil.

Pero las mujeres son probablemente las que peor lo pasan. Niñas brasileñas y colombianas son llevadas a Europa y a Japón, donde son obligadas a prostituirse. Dentro de la región, niñas desde los 10 años son traficadas a Honduras y Costa Rica, que se han convertido en destinos populares para el turismo sexual (ver aparte).

En el caso de los bebes, el principal motivo del tráfico es la adopción ilegal. Bajo el manto de agencias internacionales de adopción, redes de traficantes se hacen de grandes sumas de dinero con una actividad que, según las normas internacionales, no debe ser lucrativa.

Guatemala es el cuarto proveedor de bebes del mundo -después de China, Rusia y Corea del Sur- e incluso "exporta" más bebes per cápita que cualquier otra nación.

En 2002 salieron 2993 bebes de este país de apenas 14 millones de habitantes; 2548 de ellos fueron a Estados Unidos, según el Departamento de Estado.

El negocio deja unos 20 millones de dólares a la economía guatemalteca. España, Alemania, Holanda, Gran Bretaña y Japón son otros destinos para los niños adoptados ilegalmente.

Larga espera

¿Qué hace que una adopción sea ilegal? Según Harris, cuando el niño fue adquirido de forma ilícita, la adopción misma termina siendo ilegal.

Sin embargo, muchas parejas eligen este camino para evitar la larga espera que a veces implica una adopción legal. Mientras en Guatemala se puede comprar un bebe en un mes, en Estados Unidos, principal comprador de niños latinoamericanos, hay que esperar entre tres y cinco años, según el director de Casa Alianza.

"Las parejas llegan a estos países frustradas de tanto esperar", explicó. Las norteamericanas que buscan niños en la región suelen ser mujeres con un buen nivel socioeconómico que trabajaron hasta grandes y que, cuando quieren tener un hijo, ya no pueden. Por eso, no están dispuestas a esperar.

Aunque, a veces, las apuradas son las propias madres. Irene Tello, una ama de casa chilena de 36 años, casada y con dos hijos, fue detenida hace dos meses acusada de entregar ilegalmente a Felicia, su beba de dos meses, a una pareja de alemanes. Según dijo a la policía, estaba en apuros económicos y quería evitar los lentos trámites de una adopción legal.

La adopción en su forma más pura, explicó Harris, significa buscar la mejor familia para el niño. Pero en estos casos, son las parejas las que buscan el mejor bebe para ellos en las páginas web de las agencias, donde pueden elegir hasta el color de ojos del niño. "Es como ordenar una pizza."

Según Harris es la arrogancia lo que lleva a la gente a comprar un bebe en estas condiciones. "Creen que están rescatando al niño de la pobreza y reducen todo al aspecto económico, sin tener en cuenta que una madre pobre ama tanto a su hijo como una rica."

El deseo de tener un hijo es tan grande, que la gente subestima la gravedad de la situación. "A muchos les presentan este camino como un procedimiento relativamente legal, y no les aclaran que se trata de tráfico", explicó a LA NACION Norberto Liwski, un argentino integrante del Comité de Derechos del Niño de la ONU.

El tráfico con fines de adopción deja jugosas ganancias a los intermediarios: los médicos, abogados y hasta jueces que hacen de mediadores. Mientras una madre recibe alrededor de 200 dólares por su hijo, las cifras que pagan los futuros padres oscilan entre los 15 y 50 mil dólares.

¿Qué lleva a una madre a entregar a su hijo por 200 dólares? La pobreza y la esperanza de que en otro lugar su bebe tendrá un futuro mejor. "Los niños en riesgo son los hijos de madres pobres, solas y adolescentes -explicó Liwski-. En esa situación de vulnerabilidad, aparecen personas que les dicen que hay familias que pueden dar a sus hijos una vida mejor."

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FIEBRE

El síndrome febril, caracterizado por aumento de la temperatura corporal y la aceleración de la frecuencia cardiaca y respiratoria, forma parte de la respuesta defensiva del organismo y es un síntoma muy característico de las enfermedades infecciosas.

Sin embargo, no es exclusivo de ellas y también puede aparecer en enfermedades inflamatorias generalizadas, como algunos reumatismos de los niños; y en el caso de los bebés, no es nada raro que la deshidratación y el exceso de abrigo causen un aumento de temperatura.

A la inversa, también es posible que una infección grave no dé fiebre, precisamente en los recién nacidos y en organismos muy debilitados incapaces de reaccionar contra los microbios. Durante las primeras semanas, la ausencia de fiebre no excluye una infección, que puede manifestarse por signos más sutiles, como palidez, somnolencia y rechazo del alimento.


Temperatura normal


La temperatura corporal fluctúa ligeramente según la actividad física y la hora del día, siendo siempre más alta al atardecer, aunque esta variación es menos acentuada en los bebés y niños. La edad también influye, y en promedio, los niños tienen algunas décimas más que los adultos.

La temperatura rectal es aproximadamente medio grado más alta que la axilar y puede aumentar hasta un grado más si el niño está llorando. A efectos prácticos, puede considerarse que existe fiebre cuando la temperatura es superior a 37 grados en la axila o a 37,5 grados en el recto.


Determinación de la temperatura


- Si el bebé parece estar bien, no es necesario ni recomendable comprobar su temperatura de forma rutinaria.

Fiebre
- La temperatura de la piel puede hacer sospechar que un niño tenga fiebre, pero para afirmarlo con certeza es preciso utilizar el termómetro.

- El recto y la axila son los lugares en los que se suele tomar la temperatura del bebé. Determinarla en el recto es más rápido y exacto, pero se corre el riesgo de lesionarlo si, por error o con un movimiento brusco del niño, el termómetro se introduce demasiado. Este peligro desaparece si se emplean termómetros especialmente diseñados para tomar la temperatura rectal en los bebés, con un tope que impide una introducción accidental excesiva.

- Para ponerlo en la axila, lo más cómodo es sentar al niño de espaldas sobre la falda rodeándole con un brazo, colocarle el termómetro y sujetarle el brazo en cabestrillo con la mano libre. Conviene asegurarse de que la punta del termómetro quede realmente en el hueco de la axila y no se salga por el otro lado.

- Para ponerlo en el recto, se coloca al niño boca abajo, separando las nalgas con dos dedos de una mano, y se introduce con la otra la punta del termómetro previamente lubricado con vaselina o aceite, orientada hacia el ombligo. No es recomendable emplear termómetros normales en el recto, pero en todo caso, durante el primer año no deben entrar más de un centímetro y medio.

- En la axila, un termómetro de mercurio convencional debe mantenerse de 3 a 5 minutos y en el recto, de 2 a 3.

- Los termómetros digitales compensan con su resistencia el coste de las pilas, se leen sin ninguna dificultad y muchos modelos avisan cuando ya han medido la temperatura, abreviando el proceso.

- A pesar de su espectacular rapidez, los nuevos termómetros que toman la temperatura en el oído no gustan demasiado a los pediatras, que siempre prefieren saber la axilar o rectal. De todas formas, dado el tamaño del cabezal de lectura, tampoco pueden emplearse en menores de seis meses.


Actitud ante la fiebre


Fiebre
Decidir si un niño con fiebre debe ser atendido urgentemente por el pediatra, no depende tanto de su temperatura como de su estado general y de la existencia de otros signos alarmantes o, por el contrario, tranquilizantes, como por ejemplo la presencia de signos evidentes de resfriado. Sin embargo, durante los dos primeros meses de vida, la fiebre es siempre motivo de consulta urgente aunque el aspecto del bebé no sea preocupante, pues puede ser la primera manifestación de una enfermedad infecciosa que a esa edad se puede agravar en algunas ocasiones con gran rapidez.

Un niño con fiebre no debe cansarse, pero si va en brazos y convenientemente abrigado, no hay el menor problema en sacarle de casa para llevarle a la consulta del pediatra o al hospital, donde además, siempre se le podrá valorar mejor que en su domicilio. Esto es especialmente cierto en el caso de los bebés con fiebre, en los que suele ser necesario efectuar análisis o pruebas diagnósticas.

Además de tratar su causa, el pediatra recetará un antitérmico, habitualmente paracetamol en gotas, para evitar las molestias que la fiebre ocasiona. Se puede administrar directamente con el cuentagotas o diluyéndolo en una cucharita con un poco de agua.

EL CÓLICO DEL PRIMER TRIMESTRE O DEL LACTANTE

El cólico del lactante o cólico del primer trimestre es un cuadro de causa desconocida, caracterizado por el llanto excesivo y sin motivo aparente, que presenta a diario a un bebé por lo demás perfectamente sano.

Suele iniciarse alrededor de la segunda semana de vida y persiste hasta el tercer o cuarto mes. Diariamente, a menudo desde el atardecer hasta entrada la madrugada, pero también a cualquier otra hora, el niño empieza a llorar de forma inconsolable, gritando y encogiendo las piernas como si le doliera el vientre, que puede observarse algo abombado y lleno de gases que a menudo elimina en forma de ventosidades. Esos signos hicieron creer que la causa de llanto eran los espasmos de la musculatura intestinal, y de ahí que se le conozca como "cólico", pero no hay ninguna certeza de que así sea. Los bebés no son capaces de localizar el dolor, y cuando lloran tragan mucho aire, de modo que, a pesar de las apariencias, el problema no tiene por qué originarse en su tubo digestivo.

Afortunadamente, notodos los niños que lloran cada tarde padecen un cólico del lactante. Es habitual que entre las seis y las doce de la noche los bebés estén más nerviosos (y los padres más cansados) y se acepta como normal que lloren hasta un máximo de tres horas a las seis semanas de vida, disminuyendo a partir de entonces hasta una o dos horas diarias a los tres meses.

Es posible que los mismos mecanismos que explican ese llanto considerado normal (tensión del niño y ansiedad de los padres) causen en bebés muy sensibles el cuadro más aparatoso y prolongado del cólico, y que sea efectivamente el intestino lo que tengan muy irritable; pero lo cierto es que todavía no hay ninguna explicación satisfactoria al respecto. Probablemente, el cólico sea además un cajón de sastre en el que se incluyen distintos problemas. Algunos casos podrían explicarse por una alergia a la leche de vaca (la del biberón, o la que toma la madre que da de mamar) y también cabe que un reflujo que no llegue a causar regurgitación visible de leche sea capaz, sin embargo, de producir una molesta quemazón en el esófago del bebé; pero en realidad, estos niños no padecerían un auténtico cólico, sino un proceso que se confunde con él.


CÓMO SUPERAR EL CÓLICO DEL LACTANTE


Partiendo de que es un problema de causa desconocida y de que no hay ningún medicamento ni remedio que lo solucione de forma drástica, hay, sin embargo, una serie de recomendaciones que pueden hacerlo más leve y fácil de sobrellevar, siguiendo siempre, por supuesto, las indicaciones del pediatra, que, por ejemplo, quizá crea conveniente empezar por descartar una alergia a la leche de vaca.


- Si se le cría al pecho, eliminar cualquier excitante de la dieta de la madre.


Aunque pequeñas cantidades de cafeína no suelen afectar al bebé, en estos casos conviene suprimir totalmente café, té y bebidas que la contengan, al menos a título de prueba.


- Combatir los gases.


El cólico del primer trimestre o del lactante
Procurar que trague el menor aire posible con el biberón (tetina siempre llena de leche y orificio de tamaño adecuado) y que eructe bien después de las tomas, así como administrarle un medicamento antiespumante si el pediatra lo recomienda, restará la influencia que los gases puedan tener en su caso.


- Anticiparse al problema.


En muchos casos, el llanto se inicia casi matemáticamente a una misma hora, de forma que si se le saca a pasear en el cochecito un rato antes, es posible que pase el momento crítico dormido.


- Descartar con calma otras causas de llanto.


Aunque ya se sepa por experiencia que no es el hambre ni el calor, ni la suciedad, ni la falta de compañía lo que le hace llorar, comprobarlo rutinariamente con una actitud sosegada, hablándole con suavidad, tratando de transmitirle seguridad y confianza.


- Aplicar metódicamente las técnicas de tranquilización.


Chupete, movimiento, contacto físico, masaje, música o sonidos pueden calmarle más o menos transitoriamente. Pasear con el bebé en la mochila, acunarle o descansar con él acostado sobre el vientre suele ser lo más eficaz.


- Tener siempre presente la convicción de que el niño está sano.


El cólico del primer trimestre o del lactante
Si a la frustración y agotamiento que causa el llanto inconsolable del bebé se añaden dudas sobre su salud, será casi imposible mantener la calma que conviene transmitirle. Esto requiere que el pediatra confirme que efectivamente se trata de un cólico y que controle la evolución del niño.


- Aceptar el llanto del bebé y acompañarle.


Pretender que calle como sea sólo sirve para poner más nervioso a quien está sufriendo. Por el contrario, una actitud comprensiva y paciente le puede ser de gran ayuda.


- Descansar y tener ayuda.


Es fundamental llegar a las horas difíciles con el máximo de energías y disponer de ayuda para poder turnarse.

EL LLANTO

Aunque el llanto es una forma de comunicación normal en el bebé, es uno de los problemas que más suelen preocupar a los futuros padres. Ciertamente, no siempre es fácil averiguar la causa del llanto ni consolar al bebé; pero en la práctica es un asunto menos complicado de lo que suele parecer de antemano.


PARA QUÉ LLORA


Tras el llanto del bebé siempre hay una necesidad o un deseo insatisfecho. El niño llora para que le den lo que no puede obtener por sí mismo ni puede pedir hablando, o llora porque algo le molesta; pero también llora cuando necesita descargar tensiones acumuladas. Éstos son los tres beneficios que puede conseguir gracias al llanto:

Ayuda: cuando tiene hambre, está mojado o incómodo, o necesita compañía.

Queja: por algún tipo de dolor, pero también por exceso de ruido o de estimulación.

Desahogo: para liberar las tensiones que ha ido acumulando.

Es, pues, normal (e imprescindible para la supervivencia de nuestra especie) que los bebés lloren. Durante los primeros dos o tres meses, se considera normal que lo hagan de una a tres horas diarias, como parte de su proceso de adaptación a la vida fuera del útero materno, sin que eso signifique que sus padres no lo estén cuidando adecuadamente.


POR QUÉ LLORA


Prescindiendo del llanto causado por enfermedad o dolor, que con escasas excepciones se acompaña de otros signos que la delatan, las causas habituales de llanto en el bebé son:

Hambre: No importa cuánto tiempo haya pasado desde la última toma ni lo regularidad que haya adquirido el niño; cuando llora, hay que ofrecerle el pecho o el biberón. A veces sólo necesitan succionar algo y se tranquilizan enseguida con el dedo o el chupete.

Frío o calor: Habitualmente se trata más de calor que de frío. Hay que comprobar en la nuca su temperatura y si parece caliente, quitar una pieza de ropa.

Incomodidad: Una mala posición, una ropa demasiado ceñida o un pliegue de la ropa pueden molestarle.

Pañales mojados o sucios: No todos se quejan, pero algunos bebés no los soportan, y menos aún si tienen irritada la piel de la zona del pañal.

Sueño: Bastante bebés lloriquean un poco antes de quedarse dormidos.

Soledad: El bebé que se queda tranquilo al cogerle en brazos, sólo quería y necesitaba compañía.

Aburrimiento: A veces se callan al llevarlos a una habitación donde haya movimiento o jugando un rato con ellos.

Exceso de estímulo: Las visitas, la alegría familiar y el deseo de estimular el desarrollo del bebé pueden sobreexcitarle y acabar por hacerle llorar.

El llanto
Ruido: Los ruidos domésticos (el aspirador, la radio...) o de la calle son a veces muy intensos y molestos. Los sonidos bruscos (como una bocina o el teléfono) pueden sobresaltarle y desencadenar el llanto.

Tensión: Muchos lloran un rato cada tarde para desahogarse de las tensiones y molestias acumuladas a lo largo del día.

En pocas semanas los padres pueden aprender a reconocer lo que le sucede a su hijo por la forma de llorar o, al menos, a saber si debe ser atendido inmediatamente (en el caso de hambre, soledad o dolor) o es mejor aguardar un poco (cuando sólo hay sueño o tensión). Por ejemplo, hay tres llantos bastante típicos:

- Hambre: Empieza de modo irregular y va creciendo progresivamente en fuerza y continuidad. Periodos cortos, de tonalidad más bien grave, cuya intensidad sube y baja.

- Dolor: De inicio brusco y ya fuerte de entrada, es un grito largo y agudo, seguido de una pausa muy larga durante la que toma aire y de una serie de gemidos cortos.

- Enfermedad: Gemidos débiles y prolongados (salvo cuando la enfermedad causa dolor agudo, como las otitis).

Pero la descripción es difícil y el mejor maestro es la experiencia, de manera que al principio hay que ir probando con todas los posibles causas de llanto hasta dar con lo que pedía el bebé.


QUÉ HACER CUANDO LLORA



A) Atenderle pronto


El llanto
El llanto del bebé siempre responde a una necesidad, física o psicológica, que se debe procurar descubrir y satisfacer lo antes posible. El bebé se siente vitalmente amenazado cuando pierde el bienestar y, como la experiencia todavía no le ha enseñado que lo va a recuperar enseguida, no puede tener paciencia.

Además de que siempre es más difícil calmar a un niño que lleva llorando mucho rato, al atenderle pronto no se le malcría, sino que, al contrario, se le demuestra que puede confiar en su propia capacidad para reclamar ayuda, y en que existe alguien dispuesto a brindársela, sentimientos básicos para el desarrollo positivo de su personalidad. Esto se demuestra muy pronto, porque los bebés que son atendidos rápida, cariñosa y eficazmente enseguida lloran menos.

Desde luego, cuando más que llorar, gruñe o se queja, o si por la noche está lloriqueando entre sueños, conviene darle tiempo para que tenga la oportunidad de resolver el problema por sí mismo. Y en todo caso, se trata de rapidez, no precipitación ni alarma, especialmente si se va descubriendo que el niño es muy llorón y se desespera ante la menor incomodidad.


B) Asegurar la satisfacción de sus necesidades básicas


El orden de este proceso variará según el tipo de llanto, las circunstancias en que se produzca y la experiencia previa de los padres; pero en general se debe empezar por comprobar que el niño no tenga hambre, frío, unos pañales empapados y sucios, o quiera compañía. Si parece que sólo necesita dormir, acostarle en su cuna; pero si el llanto empeora o a los cinco minutos no va cogiendo el sueño, volverlo a coger.

Descartado el sueño y las necesidades básicas, la causa más probable del llanto es la tensión. Los bebés nunca lloran por llorar, pero es cierto que a veces sólo lloran para desahogarse y descargar el nerviosismo que han acumulado a lo largo del día (ruidos, excitación, un pañal demasiado tiempo mojado), de igual forma que los adultos se relajan y liberan energías, por ejemplo, haciendo deporte, a menudo gritando al golpear una pelota. Simplemente hay que tener paciencia.


C) Cogerle en brazos


El llanto
Es un error dejar de coger al niño en brazos por miedo a que se acostumbre mal. Encontrar atención y afecto cuando se está sufriendo tampoco es adquirir una mala costumbre, y el problema del niño que todo lo consigue llorando no se debe a que se le haya consolado cuando lo necesitaba, sino a que al hacerse mayorcito ha aprendido a utilizar el llanto como un arma, porque sus padres, "por no oírle", siempre han acabado cediendo a sus exigencias y consintiéndole lo que previamente le negaban.

Sin embargo, tampoco es acertado hacer de los brazos el remedio universal y cogerle por sistema para que calle. Conviene no olvidar que el llanto es una forma de comunicación que no se debe reprimir, sino interpretar. Cogerle en brazos, pero no para acunarle ni mecerle intentando que deje de llorar como sea, sino para observarle y para tratar de averiguar lo que quiere, es una actitud mucho más acertada y eficaz.


D) Descartar dolor y enfermedad


Cuando el llanto persiste pese a que el niño parece tener satisfechas sus necesidades básicas (incluyendo la compañía) y no se le puede tranquilizar de ninguna forma, se plantea la posibilidad de que sea debido a dolor o enfermedad; esta duda genera a menudo una ansiedad que puede empeorar fácilmente la situación.

Aunque el dolor les hace gritar de una forma característica, nunca está de más desnudar totalmente a un bebé inconsolable. Es posible que un pliegue de ropa le esté oprimiendo, o que la pinza del ombligo se haya puesto de punta y se le esté clavando, o incluso puede haberse pinchado con cualquier cosa. Tampoco es extraordinario hallar un pelo fuertemente enrollado alrededor del pie, o una hernia que abulta en su ingle.

Respecto a los gases, hay tendencia a atribuirles más responsabilidad de la que realmente tienen. Cuando lloran, los bebés pueden encoger las piernas y tensar el abdomen sin tener problemas en él, y que con el esfuerzo del llanto se les escape alguna ventosidad tampoco significa necesariamente que ésa fuera su causa.

En cuanto a las enfermedades, es evidente que si además de llorar el niño presenta cualquier signo de alerta (vómitos, diarrea, dificultad para respirar, palidez, somnolencia, fiebre, rechazo prolongado de alimento...), o sin saber precisar bien el motivo, los padres piensan que puede estar enfermo, la consulta es obligada y quizá urgente, especialmente si el llanto es débil y el bebé parece apagado. Es raro que el llanto sea el único síntoma de una enfermedad. Una excepción serían las otitis, pero no son frecuentes en los primeros tres meses y casi siempre coexisten con signos de resfriado. Incluso la invaginación intestinal, una enfermedad más propia del segundo semestre de vida, en la que un trozo del intestino se pliega sobre sí mismo como los tubos de un catalejo, y que produce unos episodios de dolor brusco e intermitente que se traducen en un llanto muy alarmante, se acompaña pronto de vómitos y de un aletargamiento progresivo.

En todo caso, la ansiedad que se pueda generar en los padres es motivo más que suficiente para que el pediatra confirme la buena salud del niño.


E) Intentar otros métodos para tranquilizarle


El llanto
Siempre procurando mantener una actitud relajada y comunicativa, tratando de transmitir confianza y observando la respuesta del bebé, se puede ir probando el efecto de los distintos métodos que, con más o menos variantes, se han aplicado tradicionalmente para calmarles.

Chupete: Casi resulta innecesario recomendar el uso de un objeto ideado precisamente para apaciguarles; pero conviene insistir en que los bebés necesitan succionar y en que el uso del chupete (o el dedo) es absolutamente normal.

Movimiento: Muchos llantos acaban al acunar al niño en brazos o en una tumbona mecedora, llevándole a cuestas en la mochila o dándole un paseo en su cochecito o incluso en automóvil; pero conviene no abusar mucho de estos métodos, o al menos, procurar emplearlos para tranquilizarle y no para dormirle.

Contacto: Algún bebé puede relajarse aplicándole un suave masaje con los dedos impregnados en un aceite o crema para su piel, y bastantes madres lo hacen de forma rutinaria para que duerman mejor. Más antiguo y en ocasiones de una eficacia sorprendente es envolver al bebé ciñéndole una manta de algodón al cuerpo durante un rato, lo que quizá le recuerde la sensación de seguridad que tenía al estar confinado en el vientre materno.

Sonidos: Las nanas, la música suave y los latidos del corazón, pero también el ruido del mar y el de la lavadora o la aspiradora, probablemente por la similitud con los sonidos que percibía antes de nacer, pueden calmarle.

Tiempo: Cuando el llanto es por tensión y el niño necesita descargar energía para relajarse y dormir, a veces lo único que se puede y debe hacer es dejarle llorar.

No conviene insistir demasiado con un mismo método; si no funciona, más vale probar otro (y empezar a pensar en pedir ayuda).


F) Mantener la calma


El llanto
La naturaleza ha hecho que el llanto de los bebés sea inquietante y desagradable para los adultos, para asegurarse de que sean rápidamente atendidos por ellos. De ahí que cuando el hijo no para de llorar, a la preocupación natural por su bienestar y a la frustración que se siente por no saber cómo consolarle, se añada a veces cierta angustia.

Pero el bebé es muy sensible a la tensión ambiental y percibe el estado de ánimo de la persona que le cuida, con lo que se cierra un círculo vicioso que puede prolongar la situación hasta el agotamiento: el llanto del niño angustia a los padres, que tratan de calmarlo apresuradamente, probando con ansiedad una cosa tras otra y no logrando más que asustarle y hacerle llorar más.

Pensemos que cuanto más se mantenga la calma y se acepte el llanto del bebé mientras se busca remedio manipulándole con suavidad, más pronto se tranquilizará. Y si cualquiera que cuide al niño nota que está a punto de perder los nervios, debe pedir ayuda inmediatamente para los dos. No es raro que el bebé se calle casi inmediatamente ante la nueva cara y trato de un familiar o amigo (o del otro miembro de la pareja si no se hallaba en esa situación), y que eso permita a todos descansar y recuperar la tranquilidad.

En este sentido, es importante poder disponer de ayuda y saber pedirla y disfrutarla sin complejos de ningún tipo. Hasta hace no demasiado, los cuidados del bebé eran compartidos por numerosos miembros de la familia, y si actualmente recaen en una pareja o en una sola persona que no puede descansar adecuadamente, es difícil que afronte y resuelva satisfactoriamente situaciones como la planteada por el llanto del niño.

martes, 6 de abril de 2010

Preconcepción y embarazo I - El tabaco


Recuerda esta señal !!!!

Ya sabemos que tan difícil es dejar de fumar, pero debes entender que tu futuro bebé puede estar en grandes problemas más adelante. Ni hablar si estas buscando quedar embarazada, pues el fumar reduce las probabilidades de quedar embarazada. En caso de lograr el embarazo debes saber que el mismo tabaco duplica el riesgo de desarrollar un embarazo ectópico.

Otros problemas a tener en cuenta: genera abortos espontáneos, problemas en el desarrollo del feto e incluso partos prematuros.

Es importante entender que el hecho de no ser fumador no implica estar a salvo. Siendo fumadora pasiva estas expuesta a los mismos riesgos que una fumadora.

Los hombres deben estar alertas ya que si se esta en busca de un bebé es importante que tengan claro que la calidad de sus espermatozoides se ve reducida notablemente y ni hablar de la cantidad !!!!

Por eso te decimos que abandones cuanto antes !!! y si te es muy difícil aquí van unos consejos para ayudarte:

* Fundamental: propóngase una fecha límite.
* Hacer ejercicios !
* Reducir paulatinamente las dosis hasta minimizar por completo el daño.
* Beber abundante agua (2 litros diarios es recomendable).

No desista! en caso de que le sea muy tedioso acuda a un especialista en la materia para tener apoyo y abandonarlo de una vez !! No te dejes vencer !!!


La importancia de un Papá


La importancia de un papá

Si, así es! Papá también es importante! Ya lo teníamos un poco olvidado. Pero no creas que se trata sólo de hablar de mujeres o deportes, es necesario que empieces a ser padre desde que tu hijo está en camino. Esta claro que el rol de una madre es único, pero la ayuda de un padre en todo momento es fundamental.

Es necesario que, en una primera instancia, tu mujer se sienta querida y protegida durante el embarazo y que comiences a tener contacto con tu hijo incluso cuando no ha nacido. Verás que luego de nacer te reconocerá facilmente. Existen otros momentos hermosos para estar con tu bebé, ya sea a la hora de bañarle, por las noches en la cama o una siesta por las tardes, puedes darle de comer cuando ya este mas grande o simplemente un paseo por el parque en una tarde de sol.
Estos ejemplos nos dan la pauta de lo importante que pueden ser los padres para sus hijos. Son momentos de conexión entre los dos y verás como te diviertes!
Recuerda que es necesario para tu hijo compartir estos momentos; no dejes que “la oficina” te lo niegue, déjalo igual para el fin de semana, si? Brindale lo mejor de tí.

Ah si, no te preocupes… cuando ya sea mas grandecito puedes jugar al fútbol con él!

Si lo que queremos es ser madre debemos preocuparnos de algunos aspectos importantes para así facilitar el proceso de concepción y gestación. Tienes entender que los cambios en tu cuerpo son importantes, por eso debemos estar tan sanas como nos sea posible; ya que de lo contrario puedes sufrir bastante e incluso poner en riesgo la vida de tu futuro bebé.

En primera instancia, luego de haber tomado la decisión de tener un hijo, es aconsejable visitar a tu médico para realizar chequeos habituales y asegurarse de que todo esta en óptimas condiciones.

Otro punto importante es que debemos cuidar nuestro cuerpo ya que por 9 meses eres todo para él. Procura tener una dieta saludable, y por sobretodo alejarte de los malos hábitos como el tabaco y el alcohol. Debes entender que éstos son veneno para tu criatura así que piensa en abandonar desde el momento de la decisión. Es fundamental.

Es bueno acompañar esta forma de vida con ejercicios y para favorecer un embarazo es aconsejable consumir ácido fólico y yodo.

NO INFLUYE EN LA ESTATURA

El ejercicio durante el embarazo reduce ligeramente el peso del recién nacido

  • El deporte durante la segunda mitad de la gestación no fue asociado con otros cambios
  • No se modificó ni la estatura, ni la proporción de la grasa, ni la densidad ósea del bebé
Mujeres practicando ejercicio. (Foto: Alexander Drozdov)

MADRID.- Realizar ejercicio regularmente, entre intenso y moderado, como el de la bicicleta estática, durante el embarazo conduce a una pequeña reducción en el peso del bebé al nacer, según un estudio de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda que se publica en la revista 'Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism'. El trabajo también muestra que este ejercicio no restringe el desarrollo de resistencia a la insulina de la madre.

Según explica Paul Hofman, coautor del estudio, "nuestros descubrimientos muestran que el ejercicio aeróbico habitual altera el ambiente maternal de alguna forma que impacta sobre la estimulación de nutrientes del crecimiento fetal, dando lugar a una reducción del peso del recién nacido".

Hofman añade que dado que un tamaño grande en el nacimiento se asocia con un mayor riesgo de obesidad, una reducción limitada en el peso de nacimiento podría tener beneficios a largo plazo sobre la salud en los hijos al disminuir este riesgo en años posteriores de su vida.

El estudio es el primero en evaluar los cambios en la sensibilidad en la insulina en respuesta al ejercicio aeróbico durante el embarazo. La resistencia a la insulina maternal es esencial para aumentar la disponibilidad de nutrientes al feto y se ha asociado con el tamaño en el nacimiento.

El ejercicio reduce la resistencia a la insulina pero una disminución importante podría afectar de forma negativa al embarazo al restringir de forma grave la nutrición fetal. Sin embargo, los resultados de este estudio muestran que el ejercicio regular durante el embarazo no produce la misma reducción en la resistencia a la insulina que en las personas no embarazadas. "Nuestras observaciones sugieren que, durante un embarazo sano, la sensibilidad de la madre a la insulina está persistentemente regulada para conseguir un crecimiento fetal óptimo, y no responde a modestos incrementos del gasto de energía mediante el ejercicio", señalan los autores.

En su trabajo, los investigadores asignaron de forma aleatoria a 84 madres primerizas a un grupo de ejercicio o a un grupo control. Las participantes del grupo de ejercicio utilizaron bicicletas estáticas y se les indicó un máximo de cinco sesiones de 40 minutos de ejercicio aeróbico por semana hasta las 36 semanas de gestación.

La sensibilidad a la insulina se evaluó en las semanas 19 y 34-36 de gestación utilizando una prueba de tolerancia a la glucosa intravenosa. El peso y el índice de masa corporal (IMC) al nacer se midieron dentro de las 48 horas siguientes al nacimiento.

Según señalan los autores, el ejercicio no tuvo efecto sobre el peso materno o el IMC durante la fase avanzada de embarazo ni sobre la resistencia a la insulina y no afectó a ningún otro parámetro de regulación de la glucosa.

Los bebés de las madres que hicieron ejercicio pesaron 143 gramos menos (de media) que los hijos del grupo control y también presentaron un IMC menor. Sin embargo, la actividad de la madre no tuvo ninguna repercusión en la estatura de los recién nacidos.

Los investigadores concluyen que deberían realizarse más estudios sobre el tema para poder evaluar si el efecto del ejercicio sobre el peso del bebé se mantiene en el tiempo y si conlleva alguna secuela negativa.