jueves, 7 de mayo de 2009

Actualidad Informativa

La edad de las pandemias

Una estudiante mexicana se limpia las manos en la facultad de Medicina. (Foto: AFP | Luis Acosta )

Una estudiante mexicana se limpia las manos en la facultad de Medicina. (Foto: AFP | Luis Acosta )

7 de abril de 2009.- Los medios de comunicación nunca habían dedicado tanto espacio, y tan seguido, a un problema de salud. Ni siquiera el sida ha tenido las decenas de páginas que hemos visto a diario la pasada semana en los periódicos.

Han bastado cientos de casos extemporáneos de la gripe A/H1N1, primero en México y luego en muchas partes del mundo, para que se hayan encendido las luces rojas de la mayoría de las autoridades sanitarias y para que las noticias sobre la infección enterraran incluso a las de la pésima situación de las economías.

Existe, por lo tanto, una alarma social sin precedentes ante un problema cuya gravedad, aunque parezca de momento discreta, los científicos no se atreven todavía a predecir. Aunque ya se escuchan algunas voces de tertulianos radiofónicos acusando a la OMS de 'pasarse' y a los compañeros periodistas de alarmistas, por dar demasiada información innecesaria, habrá que repetir una vez más que existen indicios muy sólidos de que la Humanidad está a las puertas de una auténtica edad de las pandemias frente a la cual lo mejor será apuntalar, todo lo que se pueda, cuanta medida preventiva de eficacia se logre conseguir.

Anteayer se publicó en el 'Wall Street Journal' un excelente artículo del prestigioso epidemiólogo Larry Brilliant. En él se describía que hay tantas variables de difícil control en el planeta que alertar sobre la extrema necesidad de estar atento ante futuras infecciones de serias consecuencias no es angustiar, es informar bien.

Si se tienen en cuenta elementos como el bioterrorismo, los posibles errores en los laboratorios de alta seguridad, la tendencia de los virus de la gripe a mutar cíclicamente de una forma agresiva y el deterioro rampante del medio ambiente, nadie puede negar que hay que estar preparados ante las pandemias que nos puedan llegar. Esa es la razón por la que no cabe escandalizarse por la reacción que ha tenido ni la OMS ni los medios ante lo que ha pasado.

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