martes, 23 de junio de 2009

MÁS DE LA MITAD DE LOS HIJOS CRECE SIN SECUELAS

Por qué algunos niños logran superar el trauma de la violencia doméstica

  • Tener un buen temperamento y un madre mentalmente sana puede 'borrar' los abusos
  • La capacidad de adaptación y de protección frente al estrés también les ayuda
  • Tratar los síntomas depresivos de las madres ayuda a estos menores
Dibujo de cómo ve un niño la violencia de género (Foto: EL Mundo)

MADRID.- Cualquier niño que día a día vea como su padre insulta o pega a su madre se enfrenta a la posibilidad de vivir marcado por el trauma. Y son muchos. Hasta un 85% de los hijos ha sido testigo de la violencia ejercida contra sus madres. Una parte de estos niños tienen hasta cuatro veces más posibilidades de sufrir problemas físicos, mentales y de competencia social que los menores criados en 'hogares felices'.

En la otra cara de la moneda, las buenas noticias. Más de la mitad de ellos (un 54%) desarrollará la llamada personalidad resilente, es decir, logrará 'borrar' la huella que deja ser testigo de los malos tratos en casa, tal y como acaba de constatar un nuevo trabajo. Publicado en 'Child Development', el ensayo saca a la luz los factores que hacen posible la superación de este tipo de trauma.

"Son niños con un temperamento positivo y madres con una buena salud mental, por lo que tienen más recursos para manejar el estrés de su entorno y menor riesgo de problemas psiquiátricos", comenta al mundo.es Cecilia Martínez-Torteya, de la Universidad de Michigan (EEUU) y autora principal de la investigación.

Estudio con 170 niños

Por temperamento positivo se entiende, "la alta adaptabilidad a situaciones nuevas, mayor regularidad en las rutinas y más tendencia a aproximarse a otros. También es necesario poseer niveles menores emociones negativas, así como menos intensidad en las reacciones ante los hechos", insiste la especialista estadounidense. El estudio ha contado con la participación de 100 menores que tenían dos, tres y cuatro años cuando presenciaron los abusos propiciados a sus madres y de otros 70 niños que, por el contrario, han crecido sin esta traumática experiencia.

"Este trabajo es parte de una gran investigación que explora los efectos de la violencia doméstica en las madres y en sus hijos. Nuestras participantes son algunas de las 206 mujeres embarazadas que estaban incluidas en el ensayo inicial y que fueron reclutadas de zonas urbanas y rurales del estado de Midewestern", comentan los autores.

Con el fin de establecer si ellas habían sido o eran objeto de agresiones verbales o psíquicas, se les realizó un cuestionario y una entrevista personal. Una vez que se reconoció a las que sí eran víctimas de abusos se procedió a evaluar el comportamiento de sus hijos, así como su funcionalidad emocional.

Para ello, sus madres realizaron varios tests 'capaces' de identificar la existencia de problemas externalizantes (impulsividad, agresividad, problemas de conducta, inmadurez...) como internalizantes (depresión, ansiedad, miedos, baja autoestima, estrés postraumático) en sus hijos desarrollados por culpa de la violencia de género.

Apoyo de otros adultos

Asimismo se indagó sobre la adaptabilidad positiva o negativa de los menores a estos hechos y sus habilidades cognitivas. Se tuvo en cuenta, también, el comportamiento positivo de la madre respecto a su hijo [le leo un cuento cada vez que se va a la cama] y si padecía o no depresión.

Los datos constatan que los menores que mejor se adaptan a la situación y desarrollan una personalidad resilente son aquéllos más amables, que tienen más posibilidades de protegerse del estrés en sus vidas y son, además, los que más apoyo tienen por parte de cuidadores o de otros adultos.

Pero, sobre todo, es la salud mental de la progenitora la que actúa como un factor determinante en la evolución de sus hijos. Así aquéllas que están libres de depresión y ansiedad tienen los recursos suficientes para ayudar a sus descendientes a superar el estrés que desencadena la exposición a la violencia de género.

Para los investigadores, estos hallazgos deberían servir para "realizar un esfuerzo por mejorar los síntomas depresivos de las madres víctimas de violencia y así como para considerar el papel que juega el temperamento de los hijos en la superación del trauma. Otro estudio realizado por nosotros muestra que las madres tienden a mostrar más síntomas psiquiátricos cuando están sometidas a violencia doméstica durante más tiempo, de ahí la importancia de realizar intervenciones precoces en estas familias para poner fin a los abusos".

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