Sumidos en la vorágine mediática de información, violencia, preocupaciones domésticas y económicas, falta de proyectos, etc., poco tiempo hay para reflexionar sobre el parto y el nacimiento, sobre el carácter fundacional en la aparición de un nuevo ser y en las implicancias emocionales y físicas para la madre y su nuevo hijo. La técnica y la tecnología han sido y son utilizadas en muchas oportunidades como argumentos de intervención profesional, provocando una alteración en la trama vincular. Se transforma así, la instancia de embarazo y parto, en episodios en los que la pérdida de individualidad, intimidad, sostén, escucha, dan lugar a una sucesión de rutinas e intervenciones médicas innecesarias y escasas veces decididas desde la reflexión y el respeto por el mundo afectivo de la embarazada. Estas instancias esenciales en la vida de toda persona, que conllevan transformaciones profundas en la subjetividad, sobre todo en la subjetividad femenina, no suelen ser acompañadas con una estructura de asistencia y atención que valorice especialmente los aspectos afectivos, vinculares, familiares y de compromiso de la sexualidad que envuelven al parto y al nacimiento.Este decálogo de derechos intenta restablecer los conceptos de dignidad, respeto, continencia, placer, permisos, tolerancia.
Decálogo de los derechos de la embarazada
Derecho a que no la consideren una enferma
Derecho a pedir la participación de su pareja
Derecho a tener miedo
Derecho a elegir
Derecho a sentirse dueña de su cuerpo
Derecho a no someterse a rutinas médicas innecesarias
Derecho a sentir placer y a sentir dolor
Derecho a expresarse según su necesidad
Derecho al vínculo inmediato con su hijo
Derecho al buen trato
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