domingo, 19 de abril de 2009

EN EL AUTISMO Y EN EL SÍNDROME DE X FRAGIL

Melatonina, eficaz también para el 'sueño' de los niños con enfermedad mental

  • Un estudio muestra que ayuda a que concilien el sueño antes y duerman más
  • Un preparado Circaidin está a punto de comercializarse en España
(Foto: Digital Stock)

MADRID.- Es tan sólo una hormona, pero lleva años haciendo correr ríos de tinta. Sobre la melatonina ha recaído la 'responsabilidad de frenar los signos del envejecimiento', además de la de colaborar en la prevención de enfermedades como el cáncer. Pero estas evidencias científicas no son aún definitivas. Lo único que sí parece estar cada vez más claro es que los preparados artificiales de esta hormona pueden ser útiles en los problemas de sueño.

En este sentido, la última aportación científica procede de los buenos resultados obtenidos con su uso en niños afectados por Trastornos del Espectro Autista (TEA) y Síndrome de X Frágil (SXF), la primera causa de retraso mental de origen genético y el segundo tipo más frecuente detrás del síndrome de Down.

"Un 89% de los menores autistas y un 77% de los que padecen SXF tiene dificultades para conciliar el sueño o se despierta muchas veces por la noche... Además, esta problemática para dormir se relaciona con una incidencia aún más elevada de problemas psicológicos, de desarrollo y de comportamiento. Una posible explicación es que estos menores tengan niveles hormonales bajos de melatonina", reza el trabajo, publicado en el último 'Journal of Clinical Sleep Medicine'.

Segregada de forma natural, fundamentalmente en la glándula pineal (cerebro), participa en una gran variedad de procesos celulares, neuroendocrinos y neurofisiológicos (como el sueño). Su producción aumenta con la oscuridad y disminuye con la luz. Eduard Estivill, director de la Clínica del Son Estivill del Instituto Universitario Dexeus (Barcelona) aclara a elmundo.es que actualmente "la estamos utilizando para el tratamiento del 'jet lag', los retrasos de fase de inicio del sueño en adolescentes y en algunos casos de insomnio. En nuestro país no está prohibida, pero no está comercializada, es decir que ningún laboratorio farmacéutico tiene autorización para venderla. Sin embargo, sí que se puede conseguir a través de farmacias que la piden a Andorra o Gilbratar. No obstante, está a punto de comercializarse en el territorio nacional un preparado llamado Circadin".

En la nueva investigación, dirigida por Juthamas Wirojanan, de la Universidad de California en Sacramento (EEUU), 12 niños de entre dos y 15 años con autismo y SXF o únicamente diagnosticados de este último síndrome recibieron, 30 minutos antes de irse a la cama y a lo largo de dos semanas, bien tres miligramos de melatonina o un placebo. Posteriormente, los pacientes se 'cruzaron' durante otras dos semanas más en las que el grupo que recibió la sustancia inactiva consumió la hormona y viceversa.

Eficacia y efectos secundarios

Los autores midieron tanto el tiempo que los menores permanecían dormidos, la duración total del sueño nocturno (tiempo de sueño y veces que se despertaron) así como los 'minutos u horas' que pasaban desde que se acostaban hasta que conciliaban el sueño. Los datos muestran que los menores que consumían la hormona tuvieron un sueño nocturno más largo (21 minutos más), estuvieron menos tiempo despiertos (48 minutos) y tardaron menos tiempo en conciliar el sueño cuando se acostaron (28 minutos) que los que ingirieron el placebo.

A Gonzalo Pin Arboledas, director de la Unidad de Sueño del Hospital Quirón Valencia, los datos no le han resultado sorprendentes. "Su eficacia en estos casos ya se conocía, pero queda por demostrar cuáles son los efectos secundarios de su uso a largo plazo, en caso de tenerlos".

En este sentido, los científicos estadounidenses recuerdan que el producto fue bien tolerado por los participantes y que la dosis de tres miligramos del ensayo obedece a "que no existe un consenso científico sobre cuál debe ser la cantidad. Se están utilizando entre 1 y 5 mg en la terapia del sueño de los niños con trastornos del neurodesarrollo. La cantidad del estudio ha resultado útil, aunque puede que algunos pacientes necesiten dosis mayores para obtener beneficios... En resumen, que la terapia con melatonina puede considerarse un tratamiento farmacológico seguro y eficaz junto con la higiene del sueño para el manejo de los niños con TEA y SXF ", determinan.

ESTRATEGIA

Fuentes de agua contra el sobrepeso infantil

  • Instalar surtidores en los centros escolares ayuda a prevenir la obesidad
Una niña bebe de una fuente. (Foto: J. M. Lostau)

MADRID.- Combatir la obesidad infantil no sólo exige diseñar estrategias complejas y campañas de concienciación. También existen medidas sencillas y baratas que pueden ser muy útiles para mantener alejados los kilos de más, tal como demuestra un estudio alemán.

Según sus datos, el simple hecho de instalar una fuente de agua en los colegios ayuda a prevenir el sobrepeso entre los alumnos.

Preocupados por el incremento de las cifras de obesidad infantil, este equipo de investigadores -dirigidos por Matilde Kersting, del Centro de Investigación en Nutrición Infantil de Dortmund (Alemania)- puso en marcha un experimento con el objetivo de comprobar si el hecho de promover el consumo de agua entre los más jóvenes repercutía de algún modo en su peso.

Tras seleccionar 32 centros de primaria situados en zonas deprimidas económicamente, los autores de este trabajo instalaron fuentes de agua en 17 de ellos. Los alumnos de estos colegios recibieron información en varias clases sobre la importancia de beber agua y una botella destinada específicamente a su consumo, que debían rellenar diariamente junto a sus tutores. Durante el curso, se reforzó en varias ocasiones la atención de los chicos hacia la ingesta de agua. El resto de participantes, en cambio, no obtuvo ningún tipo de indicación.

Los beneficios del agua

Los investigadores tuvieron en cuenta, entre otros valores, la cantidad de líquidos que cada niño tomaba antes y después de la intervención, su peso y la cantidad de agua consumida gracias a la fuente del colegio.

Tras analizar los datos de los 2.950 niños que finalmente participaron en el trabajo, los investigadores comprobaron que el riesgo de sobrepeso se había reducido en un 31% entre aquellos alumnos que habían tenido acceso a los surtidores. En estos estudiantes también se había producido un incremento significativo del consumo diario de agua.

Por el contrario, la instalación de fuentes no tuvo ningún efecto sobre aquellos que ya contaban con unos cuantos kilos de más, lo que, según los investigadores, indica que "quienes más pueden beneficiarse de este tipo de intervenciones son aquellos que están cerca del límite del exceso de peso".

En sus conclusiones, publicadas en la revista 'Pediatrics', estos autores destacan que con una medida tan sencilla puedan lograrse resultados eficaces. Además, también remarcan el éxito de la iniciativa en una población de pocos recursos, donde las tasas de obesidad son más altas, según las estadísticas. "Este dato fomenta su introducción a escala general", comentan estos investigadores, quienes reclaman más estudios a largo plazo sobre el tema.

EFECTO DE LOS ÁCIDOS

Dientes 'enfermos' de bebidas isotónicas

  • Un estudio evalúa cinco marcas para analizar el daño que producen en el esmalte
  • Los investigadores recomiendan un consumo moderado de estos productos
Una niña china en la consulta del dentista. (Foto: AP)

Una niña china en la consulta del dentista.


MADRID.- Agua, hidratos de carbono y sales minerales. Con estos componentes, las bebidas isotónicas garantizan la reposición del agua y las sales minerales que se han perdido durante la práctica de ejercicio. Algunas, además, contienen ácido cítrico, un aditivo capaz de producir hipersensibilidad dental e incluso caries, según un estudio realizado en la Universidad de Nueva York.

"Es la primera vez que el ácido cítrico de este tipo de bebidas se asocia con el desgaste del esmalte de los dientes cuando el consumo de éstas es prolongado", afirma Mark Wolff, responsable del trabajo que se ha presentado durante la reunión anual de la Asociación Internacional de Investigación dental que se celebra durante estos días en Miami (Estados Unidos).

Según los expertos, todos los ácidos atacan al esmalte, un tejido más duro que los huesos que recubre la corona de los dientes para protegerlos de las agresiones externas. Primero lo desmineralizan y cuando lo desgastan completamente, la capa que se encuentra debajo, la dentina, queda al descubierto. "Ésta es más blanda y, a diferencia del esmalte, tiene terminaciones nerviosas, por lo que, al quedar expuesta al aire, fácilmente se produce lo que denominamos hipersensibilidad (molestia al tomar algo frío, morder algo duro...). Existe también un mayor riesgo de padecer caries e incluso de destruirse el diente", argumenta el presidente de la Asociación Profesional de Dentistas, Carlos García Álvarez.

A la izq., los efectos del ácido cítrico en el esmalte. A la drcha., los efectos del agua

A la izq., los efectos del ácido cítrico en el esmalte. A la drcha., los efectos del agua

Aunque en España el consumo de las bebidas isotónicas no está muy generalizado, en América, "los niños y los adultos las toman con mucha frecuencia y se ha observado, además, un aumento de los problemas gingivales derivados en los más jóvenes", señalan los autores de la investigación. Por esta razón, decidieron analizar las cinco marcas de bebidas isotónicas más populares en EEUU (Gatorade, Powerade, Propel Water, Vitamin Water y SoBe Life Water), para determinar su pH (cuanto más bajo es, más ácido resulta el producto) y su potencial para dañar el esmalte dental.

Para ello, los investigadores compararon dos grupos de cinco dientes de vaca, cuya superficie es muy parecida a la de los humanos. Parte de la muestra se introdujo en bebida isotónica y el resto en agua entre 75 y 90 minutos. Así, concluyeron que el desgaste y el consiguiente debilitamiento de las piezas dentales era sustancialmente mayor cuando se exponían a este tipo de productos.

En cuanto a los resultados obtenidos después de medir el pH de las distintas bebidas, el doctor García Álvarez comenta: "Me sorprende que las cinco bebidas analizadas tienen un pH bajísimo, entre 2,82 y 3,41. Son productos mucho más ácidos que un limón". Y añade: "Tomar continuamente bebidas con un pH tan bajo deteriora de forma importante los dientes".

La saliva ayuda a neutralizar la acidez

Son muchos los alimentos que contienen ácido cítrico, por ejemplo, los zumos, sin embargo, su ingestión no conlleva ningún riesgo. "Si la cantidad ingerida de este ácido es normal, la saliva neutraliza rápidamente esta acidez de forma natural ".

El problema se presenta cuando a este mecanismo le resulta imposible combatir la acidez provocada. Es cuando comienza a desgastarse el esmalte dental. Durante los primeros estadios, sí se puede frenar este proceso, con el uso de pastas fluoradas o enjuagues. "Pero si el deterioro está más avanzado, tenemos que poner fundas, que actúan como esmalte dental", indica el odontólogo.

Los autores de este trabajo recomiendan que, para prevenir el desgaste del diente, hay que consumir moderadamente las bebidas isotónicas y esperar, al menos, 30 minutos antes de lavarse los dientes, ya que el dentífrico habitual tiene propiedades que potencian el efecto de los ácidos". Durante este tiempo, el esmalte dañado se recuperará gracias a la actuación de la saliva.

lunes, 13 de abril de 2009

INFLUENCIA DE LOS PRIMEROS AÑOS

Los niños con poco autocontrol, más propensos al sobrepeso

(Foto: AP | Matt Slocum)


MADRID.- Los pequeños que controlan mal sus impulsos tienen más posibilidades de sufrir sobrepeso años después. Al menos, eso es lo que sugieren dos investigaciones publicadas recientemente en las páginas de la revista 'Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine'. Según sus datos, la falta de autocontrol en la niñez más temprana se asocia con una mayor predisposición a acumular kilos de más en la preadolescencia.

El primero de estos trabajos, realizado por investigadores de la Pennsylvania State University (en EEUU), evaluó periódicamente el comportamiento de 1.601 niños que iniciaron el experimento a los tres años.

A esa edad, los pequeños fueron sometidos a una primera prueba que consistía en permanecer sentado durante 150 segundos en una habitación junto a un juguete sin cogerlo. Si conseguían pasar más de 75 segundos sin jugar con él, se clasificaban en la categoría de 'alto autocontrol'.

A los cinco años, los participantes debían completar un test sobre su capacidad para aguardar gratificaciones. Así, los niños podían elegir entre tomar una pequeña porción de su comida favorita de forma inmediata �debían hacer sonar una campanilla- o esperar un poco de tiempo más para obtener una ración mucho mayor. Aquellos que aguantaron hasta 210 segundos sin pedir la comida fueron considerados asimismo como de 'alto autocontrol'.

Los investigadores realizaron un seguimiento a la evolución física de cada participante a los siete, nueve, 11 y 12 años y, tras analizar los datos, comprobaron que aquellos que habían mostrado controlar mal sus impulsos en las pruebas presentaban mayores índices de masa corporal que el resto de sus compañeros. Además, también habían ganado peso de forma más rápida que los otros participantes.

"Nuestros datos apoyan los resultados de recientes estudios que muestran que la obesidad es un problema que tiene sus raíces en los primeros años de vida y que un fallo en ese primer autocontrol podría jugar un papel importante a la hora de predecir el sobrepeso y la obesidad en la adolescencia", apuntan los investigadores en su trabajo.

Alcanzar el premio

La otra investigación sobre el tema que se publica esta semana en las páginas de la conocida revista médica también llega a unas conclusiones similares.

En este caso, un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan (EEUU) realizó un seguimiento a 805 niños desde los 4 a los 11 años.

A través de una prueba muy similar a la que fueron sometidos los participantes del estudio anterior cuando tenían cinco años, los autores de este trabajo midieron la capacidad de los participantes para rechazar el recibimiento de un premio.

Casi la mitad de los participantes fueron incapaces de esperar el tiempo estipulado para recibir la gratificación alimenticia. Precisamente esos niños presentaban un riesgo de sobrepeso un 29% mayor que el resto de sus compañeros siete años después.

En sus conclusiones, los investigadores señalan que en la asociación también podrían haber influido otros factores, como el peso de la madre, por lo que reclaman más trabajos al respecto.

Coinciden este punto los autores de un editorial que acompaña a ambos trabajos. En su análisis, señalan la importancia de luchar contra la obesidad utilizando estrategias interdisciplinares que, como han mostrado los trabajos citados, también tengan en cuenta factores psicológicos.

PARA EVITAR EL RECHAZO Y EL AISLAMIENTO

Clases para que los adolescentes autistas aprendan a hacer amigos

  • Un nuevo modelo pedagógico estadounidense mejora sus habilidades sociales
  • Aprenden a diferenciar los comportamientos reprochables
Los niños autistas requieren más instrucciones para hacer amigos. (Foto: Ángel Casaña)

Los niños autistas requieren más instrucciones para hacer amigos. (Foto: Ángel Casaña)


MADRID.- Durante la primera semana de clase los alumnos mantienen los ojos mirando hacia el suelo; cuando hablan lo hacen 'entre dientes' y el contacto visual con su interlocutor es casi inexistente. Pero cuando han pasado tres meses acudiendo al aula, estos mismos niños son 'charlatanes', receptivos y sensibles. Listos para hacer amigos.

El mérito de este cambio lo tiene un modelo educativo diseñado y probado por científicos de la Universidad de California, en Los Ángeles, EEUU (UCLA) que ayuda los adolescentes con Trastornos del Espectro Autista a aprender a interactuar con otros menores de su edad.

"La carencia de habilidades sociales se traduce en rechazo, aislamiento e, incluso, acoso escolar y la tristeza de la soledad puede acarrearse hasta la edad adulta", manifiesta Elizabeth Laugeson, instructora clínica y psiquiatra en la UCLA, además de directora del ensayo que ha constatado la eficacia del nuevo método pedagógico.

Publicado en el último 'Journal of Autism and Developmental Disorders', ha contado con la participación de 33 menores de 13 a 17 años que fueron divididos en dos grupos. Mientras que uno de ellos asistió durante 12 semanas a las clases bautizadas como Programa de educación para el enriquecimiento de las habilidades para relacionarse (PEERS, sus siglas en inglés) el otro hizo de grupo control. Los grupos eran de siete a diez alumnos como máximo.

"Es típico que todos los adolescentes aprendan reglas sociales básicas a través de la observación del comportamiento de sus iguales y de las instrucciones dadas por sus padres. Los niños autistas requieren más instrucciones", destaca la investigadora.

Por este motivo, los padres de los participantes también asistieron a sesiones para aprender las normas que deben dar a sus hijos y como refuerzo de lo aprendido en clase.

Aprendiendo las reglas

El método, que se imparte en sesiones de 90 minutos, tiene como fin enseñar las 'reglas sociales' de la adolescencia a través de instrucciones didácticas, juegos y clases de interpretación en las que se educa en cómo acercarse al compañero y estar cómodo a su lado; a tener una buena deportividad y a ser anfitriones de los amigos. También se les instruye en que los chicos que se burlan de otros, acosan o se meten en peleas tienen mala reputación. Los padres tienen que proporcionarles información y supervisar la implantación de las nuevas habilidades adquiridas.

"Las clases están muy estructuradas y las habilidades se enseñan muy poco a poco", comentan los investigadores. Destacan, además, en sus conclusiones que los padres de los adolescentes autistas que recibieron el PEERS alegan que sus hijos han mejorado sus habilidades sociales, hacen amigos, los invitan con frecuencia a casa y se relacionan más a la salida del colegio en comparación con los niños que no han dado las clases.

El mayor "logro de esta investigación es su impacto en la calidad de vida de los autistas. Ayudarles a desarrollar relaciones positivas y a sentirse más cómodos con ellas, que son ingredientes sociales para ser felices. ¿Qué hay más importante que eso?", insiste la investigadora estadounidense. Las clases PEERS continúan y se están reclutando nuevos niños para seguir valorando la eficacia del método.

jueves, 9 de abril de 2009

Trastorno de ansiedad por separación

El miedo a la separación es el primero y más básico de los temores. Los niños que pasan por este duro trance temen perderse de su familia o que algo malo le ocurra a su padre o a su madre cuando se distancian de ellos.

Experimentar miedo forma parte del desarrollo evolutivo de las personas. A los pequeños les sirve para aprender a dominar el ambiente, además de que es útil para prevenir ciertos peligros. Pero este miedo se convierte en, aproximadamente, uno de cada 25 niños, en un terror que desencadena en trastorno de ansiedad por separación. El número de afectados desciende conforme los menores van haciéndose mayores.

Este trastorno suele tener sus primeras manifestaciones entre los ocho y los 14 meses. En esta época, los bebés sienten miedo a menudo, con la gente y los sitios nuevos. Y, también, cuando se alejan de sus padres. Un momento crítico es cuando acuden a la guardería o al colegio por primera vez. Más adelante, si el trastorno reaparece cumplidos los dos años y la sintomatología perdura a lo largo de cuatro meses se debe consultar con el médico.

Las 'señales' de la ansiedad por separación

  • Preocupación injustificada por posibles daños que puedan ocurrir a personas cercanas.
  • Miedo irracional a perderse, ser secuestrado y que estos acontecimientos les separen de los seres queridos.
  • Rechazo repetido a ir al colegio, sobre todo por miedo a la separación.
  • Problemas para dormir solo.
  • Despertares frecuentes durante la noche para comprobar que familiar está cerca.
  • Desagrado o rechazo repetido a dormir fuera del hogar.
  • Temor persistente a estar sin personas significativas en casa durante el día.
  • Pesadillas que abordan el tema de la separación.
  • Síntomas reiterados, como náuseas, dolores gástricos, cefaleas o vómitos en situaciones que implican la separación de personas que les importan.
  • Apego excesivo en el hogar.
  • Rabietas, llanto, tristeza, apatía o retraimiento social cuando perciben que el padre o la madre se va alejar o durante y después del alejamiento.

Qué lo causa

Se sospecha que el conjunto de factores biológicos, familiares y ambientales está detrás de los trastornos de la ansiedad y, por tanto, del de separación. Asimismo, se cree que un desequilibro entre los neurotransmisores cerebrales (serotonina y norepinefrina) también contribuye a su desarrollo.

A quién afecta

Cualquier niño o adolescente experimenta en algún momento de su vida, en menor o mayor grado, ansiedad por separación. Los estudios indican que este trastorno afecta por igual al sexo femenino y al masculino. También se sabe que los hijos de padres con trastornos de ansiedad tienen más riesgo de desarrollar el problema. En muchas ocasiones, el trastorno aparece tras unas vacaciones escolares. Otros factores que favorecen la vulnerabilidad a desarrollarlo son:

  • Ser hijo de padres separados o divorciados.
  • El papel excesivamente sobreprotector de los padres.
  • Vivir en una familia muy aislada socialmente. Los niños se separan en pocas ocasiones de sus progenitores y no desarrollan su autonomía.
  • Existencia de problemas psicológicos en los padres.

Tratamiento

Un psiquiatra infantil o un psicólogo pueden detectar el trastorno de ansiedad por separación tras la evaluación del menor. Si los padres observan en su hijo algún signo del problema deben realizar la consulta cuanto antes para favorecer su diagnóstico precoz, lo que ayuda a una pronta recuperación y a la prevención de problemas en el futuro.

La terapia cognitiva conductual suele ser efectiva en la mayoría de los casos. En ocasiones, y dependiendo de la gravedad del trastorno y de la edad del menor se usan antidepresivos siempre que el niño sea mayor de seis años. En las situaciones más graves también se suele recomendar terapia familiar.

Trastorno de la pronunciación

Tal y como sucede con otros elementos del habla, la pronunciación de los sonidos del lenguaje es una habilidad que todo niño debe adquirir a lo largo de su desarrollo. Comenzará emitiendo los sonidos más simples hasta llegar a los más complejos.

Entre los 12 y 18 meses, con las primeras palabras, empiezan los primeros errores de pronunciación. Dirá 'mimir' en lugar de dormir. Todas estas equivocaciones se producen como consecuencia de la inmadurez de su lenguaje que tiende a simplificar los sonidos para que así sea más fácil la pronunciación. Poco a poco ésta irá mejorando así como su fluidez verbal.

Cuando este proceso no se realiza con normalidad se producen las dislalias o trastornos de la pronunciación. Suelen delatarse entre los tres y los cinco años, y se trata del trastorno del lenguaje más común en la población infantil.

Pese a que tanto los padres como los profesores suelen detectarlo con facilidad, es poco frecuente que se consulte con el especialista y se intervenga en el menor debido a que persiste la idea de que se trata de un problema que se soluciona solo con el tiempo.

La dislalia suele provocar problemas de comunicación del niño con su entorno y suele asociarse con retrasos en el desarrollo del lenguaje. En los casos más graves influye negativamente en el aprendizaje, disminuyendo el rendimiento escolar.

Por qué se produce

Se desconocen las causas últimas de este trastorno aunque sí se sabe que existen ciertas razones que intervienen en su desarrollo.

  • Deficiencias auditivas. Cuando el bebé no puede percibir con nitidez los sonidos de su entorno, también el desarrollo de sus capacidades lingüísticas se verá afectado.
  • Problemas cognitivos. Los niños con diagnóstico de deficiencia mental muestran más problemas en la adquisición del lenguaje.
  • Sistema nervioso. La posibilidad de que el retraso en la madurez cerebral puede producir problemas de lenguaje y pronunciación es una de las teorías que más relevancia tiene en la literatura científica.
  • Problemas emocionales. La privación de cariño y de relaciones sociales también puede provocar problemas de comunicación en el pequeño.

Hay casos de dislalias en los que no siempre están presentes los factores anteriormente mencionados. También pueden producirse por defectos anatómicos (dislalia orgánica), como labio leporino, defectos de la oclusión dental o frenillo, entre otros.

Tratamiento

La terapia varía dependiendo del nivel de lenguaje del menor y el grado del trastorno.

Normalmente, además de enseñarle a comunicarse mediante dibujos o sonidos, también se guía al pequeño en la adquisición de las primeras palabras y en su combinación para crear frases.

En el caso de que se trate de una dislalia orgánica se debe realizar la corrección de la malformación anatómica, y valorar posteriormente la terapia logopédica.

La evolución del pequeño dependerá de su cooperación, de la atención acústica, del coeficiente intelectual y del ambiente familiar que rodea al menor. El éxito de la terapia también radica en hacer que el menor se entretenga, en aprender jugando y en las repeticiones diarias hasta que el menor automatice los fonemas aprendidos.

DÍA MUNDIAL DEL AUTISMO

'El año que viene, a un cole normal'

  • Algunos centros ofrencen un programa que mejora la evolución de los niños con autismo
  • elmundo.es se ha puesto en contacto con ellos y cuenta la experiencia de un paciente
Edey juega junto a su madre Yaiza.

Edey juega junto a su madre Yaiza.


MADRID.- Edey es un niño afortunado. Pese a que padece un trastorno del espectro autista (TEA), el próximo año es probable que comparta el mismo aula que otros chicos y chicas de su edad (tiene 11 años), pero en un colegio normal.

"Tendrá que seguir viniendo a clases especiales, pero creemos que está preparado para integrarse en una escuela común y por eso vamos a realizar la solicitud", explica a elmundo.es Arquímedes Fernández Valdés, profesor titular de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológicos de la Universidad de La Laguna y director técnico de 'La Escuelita de Ilusiones' (ambas en Tenerife) donde Edey lleva dos años estudiando con la metodología científica Análisis Aplicado de la Conducta (ABA, por sus siglas en inglés).

Este programa se caracteriza por ofrecer un trabajo personalizado a cada niño, enseñándole habilidades y actividades funcionales. Se contextualiza con cada pequeño situaciones de la vida diaria para que aprenda a manejar las dificultades que presenta y las realice en diferentes momentos. También va dirigido a los padres, en forma de asesoramiento sobre el manejo del pequeño y su desarrollo. Se requiere de un mínimo de horas diarias, en torno a cinco, para que el niño adopte estas conductas.

Ahora, Edey "lee, escribe, suma, comprende lo que se le dice, te mira y juega con otros niños. Antes no jugaba con otros compañeros, ni me miraba y sólo hablaba de dinosaurios y tiburones, pero ya podemos entablar otro tipo de conversaciones", reconoce Yaiza, su madre.

Para ella, el hecho de que su hijo pueda empezar a integrarse es "algo con lo que sueño desde que se manifestaron sus primeros síntomas, pero no las tengo todas conmigo. No sé si, finalmente, le aceptarán en la escuela", comenta esta madre de 30 años que trabaja como administrativa.

"Desde que cumplió dos años sabía que algo no iba bien. Había experimentado un retroceso... dejó de decir las pocas palabras que sabía, no miraba cuando le llamaba, no se comunicaba...", recuerda.

De la guardería al colegio privado y luego a uno público, sin olvidar el paso por varios gabinetes psicoeducativos especiales... "En todos los centros me comentaban que cada niño tiene su ritmo, que no me preocupara. Ni me decían nada, ni veían nada extraño. Cuando fue haciéndose más mayor el problema se hizo más evidente. Entonces pasó por una meningitis y cuando estaba ingresado en el hospital supliqué que por favor le hicieran pruebas para buscar un diagnóstico y saber a qué obedecía su retraso madurativo", añade.

Edey fue derivado a la Unidad de Detección Temprana de los Trastornos del Desarrollo de la Universidad de La Laguna de la que, precisamente, es director Arquímedes Fernández. A los ocho años Yaiza supo que su hijo tenía síndrome de Asperger, una forma leve de autismo, enfermedad de la que hoy se celebra su Día Mundial.

Una detección temprana

La historia de Edey arranca como la de buena parte de los niños y niñas que padecen un TEA, que comienzan antes de los tres años de edad, dura toda la vida y afecta a cerca de 60 menores de cada 10.000 nacidos vivos. Empieza con la sospecha de los padres de 'que algo no marcha bien', pero con el retraso en lograr un diagnóstico que explique sus alteraciones del leguaje, la comunicación, la imaginación y las competencias sociales.

"El diagnóstico precoz es fundamental para poder hacer una intervención temprana. Actualmente, los test (como el CHAT) están diseñados para poder medir el riesgo de autismo a los 18 meses, pero ya tenemos indicadores, como la falta de lenguaje, o de respuesta al nombre, ausencia de contacto ocular y seguimiento de objetos, falta de interacción que se manifiestan a los nueve meses y que pueden hacer sospechar su existencia", declara el profesor Fernández.

Este especialista defiende que "el diagnóstico precoz y la aplicación temprana (antes de los dos años) del método ABA, así como administrarlo de forma intensiva (cinco horas al día), permite que hasta un 40% de los casos de autismo tenga una integración funcional", declara este experto.

Existen más de "20 artículos científicos que muestran que técnicas derivadas de la metodología ABA son efectivas para tratar a las personas con autismo. En cambio no existen ningún estudio que muestre que técnicas de otro tipo son eficaces para tratar a estos niños... Y además hay más de 1.000 trabajos que muestran cómo niños autistas aprenden habilidades específicas con técnicas ABA", comenta Luis Antonio Pérez González, del Departamento de Psicología en la Universidad de Oviedo y autor de varios artículos publicados en revistas nacionales e internacionales sobre el método ABA.

El método se está ensayando actualmente en varios centros como la 'Escuela de Ilusiones', donde se trabaja actualmente con 14 niños incluido Edey, en el centro CIEL (Centro para la Investigación y Enseñanza del Lenguaje) de Oviedo y el Al-Mudaris, en Córdoba. "Ahora somos un centro privado, pero estamos en trámites para hacerlo concertado el año que viene", insiste el psicólogo Arquímedes .

SOBREVIVE SIN RESPIRADOR

El bebé que mantiene en vilo a Canadá

Los medios canadienses siguen el tema con interés. En la imagen, la portada del National Post

Los medios canadienses siguen el tema con interés. En la imagen, la portada del National Post


MADRID | TORONTO.- Parece el argumento de un reciente capítulo de la serie 'Anatomía de Grey', pero es un caso real. El bebé al que sus padres decidieron retirar el respirador para poder donar su corazón se mantiene con vida sin ayuda de aparatos, según han informado los médicos que la atienden. La situación prolonga un drama que mantiene a gran parte de Canadá en vilo.

El martes por la noche los médicos cesaron de suministrar oxígeno a Kaylee -que así se llama la pequeña de dos meses de edad-, después de informar a sus padres de que sufre el síndrome Joubert, una enfermedad genética que afecta a una parte del cerebro (vermis cerebeloso), que se encarga del equilibrio y la coordinación y que no tiene cura.

Según los médicos del Hospital de Toronto, donde se encuentra ingresada, Kaylee moriría en cuanto se durmiese, pues además del síndrome Joubert, la pequeña también sufre graves problemas renales.

Al tratarse de una enfermedad incurable, los padres de Kaylee, Jason Wallace y Crystal Vitelli, decidieron retirar el respirador para que los médicos pudiesen trasplantar el corazón de su hija a otro bebé que se encuentra en el hospital con una enfermedad cardiaca terminal. "La idea de que el corazón de nuestra hija pueda vivir en el cuerpo de otro bebé es nuestro único consuelo", declararon los progenitores a la prensa canadiense para justificar su decisión.

Sin embargo, las cosas no han salido como esperaban. El doctor John Wright, jefe de cirugía del Hospital ha confirmado que "el bebé (Kaylee) está estable" a pesar de haber pasado la noche sin el respirador y que, por este motivo, ya no es considerada una posible donante.

Wright explicó la supervivencia de Kaylee porque el síndrome que padece tiene distintos niveles de gravedad y la pequeña había sido diagnosticada con la forma más severa y, al parecer, tiene una más leve. El hospital tiene previsto mantenerla en la unidad de cuidados intensivos para observar su evolución.

miércoles, 1 de abril de 2009

GANAR PESO

Gordito a los seis meses, obeso a los tres años

  • Un estudio muestra que el peso en los primeros meses de vida es relevante en el futuro

MADRID.- Esos mofletes del bebé que tanto gustan a los adultos o esos rollitos en las piernas que no dejan de alabar las amigas de la orgullosa madre pueden acabar pasando factura al pequeño. Una investigación acaba de comprobar que los bebés que ganan kilos rápidamente durante los primeros meses de vida tienen hasta un 40% más riesgo de ser niños obesos.

Tras analizar a 559 niños y medirles y pesarles al nacer, a los seis meses y a los tres años, un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard y del Hospital Infantil de Boston (EEUU) tiene claro que existe una importante evidencia de que ganar peso de forma rápida en los primeros seis meses aumenta las posibilidades de sufrir obesidad.

"Por eso, los primeros meses de vida son un periodo crucial para tomar las medidas necesarias y evitar que el bebé se convierta en un niño sobrado de kilos", afirma Elsie Taveras, especialista de Harvard y principal firmante del estudio, que se publica en la revista 'Pediatrics'.

El peso medio de los participantes al nacer, a los seis meses y a los tres años fue, respectivamente, de 3,55 kg., 8,15 kg., y 15,67 kg. La altura media fue de 49,9 cm., 66,9 cm., y 97,4 cm. A los tres años, el 9% de los niños era obeso. Para mostrar la estricta relación que existe entre un rápido aumento de peso y una temprana obesidad, los autores ponen de ejemplo a dos niños que tenían el mismo peso al nacer pero que a los seis meses uno pesaba 7,7 kg y el otro 8,4 kg. Esta diferencia de tan sólo 0,7 kg supone que el segundo bebé tiene un 40% más riesgo de ser obeso y de tener más tejido adiposo cuando cumpla tres años que el primero.

Más investigaciones

Este aumento del riesgo se da independientemente del sexo del pequeño y sin tener en cuenta otros factores ambientales y socioeconómicos que también influyen en el desarrollo de la obesidad. Asimismo, aunque trabajos previos han demostrado una relación entre la lactancia materna y la menor probabilidad de tener obesidad, los autores matizan que en este trabajo no han analizado específicamente la forma de alimentar al pequeño, algo que deberá hacerse en futuras investigaciones.

"Al principio nos parecía muy improbable que ganar algún kilo en los primeros meses de vida pudiera tener alguna consecuencia para la salud a largo plazo, pero nuestro trabajo muestra que es así y, además, tiene sentido porque muchos aspectos del desarrollo humano tienen lugar durante ese periodo", explica Taveras. "Ahora tenemos que ver cómo podemos modificar este aumento de peso en esos primeros meses", añade esta especialista, para quien "dado el incremento de la epidemia de obesidad infantil en todo el mundo, todos los esfuerzos de prevención que se hagan son pocos".

Hace tres décadas, la obesidad infantil era algo ocasional, una curiosidad. Hoy día se ha convertido en una epidemia cultural que en los países desarrollados afecta aproximadamente al 15% de los menores.

ENTREVISTA A FRANCISCO ALONSO FERNÁNDEZ

'Los niños se deprimen, y también los bebés'

  • Fue el promotor en 1975 de la única cátedra de Psiquiatría Infantil existente en España
  • Es catedrático de psiquiatría médica de la Universidad de Sevilla y de la Complutense
  • Para este especialista, la infancia es el marco y la fuente de la depresión del adulto
El psiquiatra en el archivo que aloja en su casa. (Foto: Oscar Monzón)

El psiquiatra en el archivo que aloja en su casa. (Foto: Oscar Monzón)

MADRID.- Este artículo no dispone del espacio suficiente para poder enumerar en él uno a uno los cargos y la extensa obra de uno de los psiquiatras españoles más reconocidos fuera y dentro de nuestras fronteras. Al menos sí destacar que Francisco Alonso Fernández, 85 años y natural de Oviedo, es catedrático de Psiquiatría y Psicología Médica de la Universidad de Sevilla y de la Universidad Complutense de Madrid, de la que es catedrático emérito desde 1990. Miembro de la Real Academia Nacional de Medicina , ha publicado cerca de medio millar de trabajos en revistas científicas españolas y extranjeras, además de 48 libros.

Este "hijo de republicanos", como se autodefine, acaba de pasar por el Instituto de España donde ha participado en el ciclo de conferencias 'Las cuatro dimensiones del enfermo depresivo'. Reconoce que "la infancia es el marco y la fuente de la depresión del adulto. En mi caso, afortunadamente, superé los traumas de mi niñez. Durante y después de la guerra, nos llamaban 'los muertos'. No éramos nada, ni teníamos nada. Los menores con infancias 'marcadas' tienen más posibilidades de ser adultos deprimidos", determina.

Pregunta. Si la enfermedad mental también se produce en los niños y es distinta a la de los adultos, ¿por qué en España no existe la especialidad de psiquiatría infantil?

Respuesta. Qué puedo opinar yo de este tema si la única cátedra de psiquiatría infantil que existe en nuestro país la promoví en 1975, en la Universidad de Sevilla. Con esto se lo estoy diciendo todo. Desgraciadamente, no ha cundido el ejemplo.

P. Todavía hay demasiadas personas que creen que los pequeños no tienen esta enfermedad.

R. Los niños se pueden deprimir, y también los bebés. Cuando un lactante tiene llanto injustificado, no se comunica con sus padres (no mira, no sonríe...) y está desfallecido, sin energía, estamos ante un bebé con una posible depresión. Una investigación que he querido promover y que aún no se ha hecho es la de indagar en la infancia de los adultos con depresión para saber cómo eran de pequeños... Seguro que nos encontrábamos con cosas muy interesantes.

P. Y en un niño, ¿cómo se reconoce la enfermedad?

R. Entre los seis y los 12 años, lo que se conoce como segunda infancia, tenemos que fijarnos más en si presenta alteraciones de conducta, fracaso escolar, no tiene actividad, se vuelve mentiroso con los padres y sufre constantes problemas médicos, como dolores de cabeza o de tripa. Más adelante, entre los 12 y los 18, nos encontramos con los mimos signos, pero pueden aparecer también conductas potencialmente delictivas. Y lo más importante, el 30% del consumo de drogas a estas edades obedece, precisamente, a la depresión. Buscan en la toma de sustancias la solución a su malestar.

P- El humor y el carácter de los pequeños es muy variable. ¿Cómo distinguir una tristeza transitoria de un problema mental?

R. Cuando los síntomas que he enumerado anteriormente se prolongan entre tres y cuatro semanas, entonces se debe consultar inmediatamente con el especialista.

P. Qué factores precipitan la aparición de la enfermedad.

R. Hay factores genéticos, pero también ambientales. La familia, por ejemplo, debe ser el escudo protector del pequeño. Si está desmembrada o es conflictiva le hace vulnerable a la enfermedad. Los problemas económicos, de los que los niños se dan perfectamente cuenta, también influyen negativamente al igual que sucede con el cambio de colegio. Existen muchos otros casos que se arrancan con una infancia robada. Son chicos que han adquirido responsabilidades de adultos (cuidar de sus hermanos, mediar en los conflictos de los padres...). Se vuelven hipersensibles y tienen baja autoestima y toda esta sintomatología culmina en una depresión en su juventud.

P. Hay más trastornos psiquiátricos infantiles hoy que antes.

R. Creo que hay más problemas de comportamiento. Los padres no están tan encima como antes de sus hijos en parte por el tipo de vida actual y han delegado buena parte de su educación a los profesores. La infancia y la adolescencia son edades de protesta y rebeldía, pero eso no quita para que se establezcan límites. También es cierto que los conocimientos sobre los trastornos psíquicos en niños y adolescentes han aumentado en los últimos años y con ello también su mayor diagnóstico.

El estrés antes del embarazo puede afectar al sueño del bebé

  • Los hijos de madres con ansiedad tiene un 23% más de riesgo de despertarse en la noche
Una madre abraza a su hijo. (Foto: Carlos Barria | Reuters)

MADRID.- Los hijos de mujeres que sufrieron estrés antes de la gestación son más propensos a despertarse en mitad de la noche y a tener un sueño de peor calidad durante el primer año de vida, según un estudio publicado en la revista 'SLEEP'. Esta alteración del sueño predice la aparición de problemas durante la infancia y afecta también al bienestar de los padres, según sus autores.

En la investigación, llevada a cabo en la británica población de Southampton, participaron 874 mujeres entre 20 y 34 años, que habían completado antes de quedarse embarazadas un cuestionario diseñado para detectar trastornos de ansiedad y depresión. De ellas, 255 (29%) padecían alguno de estos problemas.

Después de que dieran a luz, las participantes fueron invitadas a responder cuántas veces se había despertado su hijo entre la media noche y las seis de la mañana en las dos semanas previas. Esta entrevista se realizó cuando el niño tenía seis y 12 meses. En total, a los seis meses el 46% de los pequeños se había despabilado al menos una vez y el 39% al año.

Al analizar estas cifras en función del estrés materno, los investigadores comprobaron que entre los hijos de las madres que padecían algún trastorno antes de la concepción era más frecuente la interrupción del sueño nocturno. Un 52% de ellos se despertaba en mitad de la noche a los seis meses, frente al 43% de los demás niños; y el 46% frente al 36% a los 12 meses.

Los padres también se resienten

Estos resultados, apuntan los autores, "son consistentes con la hipótesis de que la ansiedad y depresión maternas predisponen a la aparición de problemas del sueño en la infancia".

Ninguno de los posibles factores de confusión analizados por los investigadores alteró esta relación. Los efectos del estrés psicológico preconcepcional sobre la calidad del sueño eran "independiente de los efectos derivados de compartir cama, del nivel educativo materno, del consumo de tabaco y alcohol durante el embarazo y de la lactancia", señala el estudio.

En suma, los hijos de madres con ansiedad o estrés antes de la gestación tenían un 23% más de riesgo de despertarse en mitad de la noche a los seis meses y un 22% más al año.

Dormir mal durante el primer año de vida puede desencadenar la aparición de problemas del sueño durante la infancia. Tener un sueño de baja calidad puede afectar al bienestar, a la salud mental y al aprendizaje de los niños y también puede repercutir en la calidad de vida de los padres.