jueves, 9 de abril de 2009

DÍA MUNDIAL DEL AUTISMO

'El año que viene, a un cole normal'

  • Algunos centros ofrencen un programa que mejora la evolución de los niños con autismo
  • elmundo.es se ha puesto en contacto con ellos y cuenta la experiencia de un paciente
Edey juega junto a su madre Yaiza.

Edey juega junto a su madre Yaiza.


MADRID.- Edey es un niño afortunado. Pese a que padece un trastorno del espectro autista (TEA), el próximo año es probable que comparta el mismo aula que otros chicos y chicas de su edad (tiene 11 años), pero en un colegio normal.

"Tendrá que seguir viniendo a clases especiales, pero creemos que está preparado para integrarse en una escuela común y por eso vamos a realizar la solicitud", explica a elmundo.es Arquímedes Fernández Valdés, profesor titular de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológicos de la Universidad de La Laguna y director técnico de 'La Escuelita de Ilusiones' (ambas en Tenerife) donde Edey lleva dos años estudiando con la metodología científica Análisis Aplicado de la Conducta (ABA, por sus siglas en inglés).

Este programa se caracteriza por ofrecer un trabajo personalizado a cada niño, enseñándole habilidades y actividades funcionales. Se contextualiza con cada pequeño situaciones de la vida diaria para que aprenda a manejar las dificultades que presenta y las realice en diferentes momentos. También va dirigido a los padres, en forma de asesoramiento sobre el manejo del pequeño y su desarrollo. Se requiere de un mínimo de horas diarias, en torno a cinco, para que el niño adopte estas conductas.

Ahora, Edey "lee, escribe, suma, comprende lo que se le dice, te mira y juega con otros niños. Antes no jugaba con otros compañeros, ni me miraba y sólo hablaba de dinosaurios y tiburones, pero ya podemos entablar otro tipo de conversaciones", reconoce Yaiza, su madre.

Para ella, el hecho de que su hijo pueda empezar a integrarse es "algo con lo que sueño desde que se manifestaron sus primeros síntomas, pero no las tengo todas conmigo. No sé si, finalmente, le aceptarán en la escuela", comenta esta madre de 30 años que trabaja como administrativa.

"Desde que cumplió dos años sabía que algo no iba bien. Había experimentado un retroceso... dejó de decir las pocas palabras que sabía, no miraba cuando le llamaba, no se comunicaba...", recuerda.

De la guardería al colegio privado y luego a uno público, sin olvidar el paso por varios gabinetes psicoeducativos especiales... "En todos los centros me comentaban que cada niño tiene su ritmo, que no me preocupara. Ni me decían nada, ni veían nada extraño. Cuando fue haciéndose más mayor el problema se hizo más evidente. Entonces pasó por una meningitis y cuando estaba ingresado en el hospital supliqué que por favor le hicieran pruebas para buscar un diagnóstico y saber a qué obedecía su retraso madurativo", añade.

Edey fue derivado a la Unidad de Detección Temprana de los Trastornos del Desarrollo de la Universidad de La Laguna de la que, precisamente, es director Arquímedes Fernández. A los ocho años Yaiza supo que su hijo tenía síndrome de Asperger, una forma leve de autismo, enfermedad de la que hoy se celebra su Día Mundial.

Una detección temprana

La historia de Edey arranca como la de buena parte de los niños y niñas que padecen un TEA, que comienzan antes de los tres años de edad, dura toda la vida y afecta a cerca de 60 menores de cada 10.000 nacidos vivos. Empieza con la sospecha de los padres de 'que algo no marcha bien', pero con el retraso en lograr un diagnóstico que explique sus alteraciones del leguaje, la comunicación, la imaginación y las competencias sociales.

"El diagnóstico precoz es fundamental para poder hacer una intervención temprana. Actualmente, los test (como el CHAT) están diseñados para poder medir el riesgo de autismo a los 18 meses, pero ya tenemos indicadores, como la falta de lenguaje, o de respuesta al nombre, ausencia de contacto ocular y seguimiento de objetos, falta de interacción que se manifiestan a los nueve meses y que pueden hacer sospechar su existencia", declara el profesor Fernández.

Este especialista defiende que "el diagnóstico precoz y la aplicación temprana (antes de los dos años) del método ABA, así como administrarlo de forma intensiva (cinco horas al día), permite que hasta un 40% de los casos de autismo tenga una integración funcional", declara este experto.

Existen más de "20 artículos científicos que muestran que técnicas derivadas de la metodología ABA son efectivas para tratar a las personas con autismo. En cambio no existen ningún estudio que muestre que técnicas de otro tipo son eficaces para tratar a estos niños... Y además hay más de 1.000 trabajos que muestran cómo niños autistas aprenden habilidades específicas con técnicas ABA", comenta Luis Antonio Pérez González, del Departamento de Psicología en la Universidad de Oviedo y autor de varios artículos publicados en revistas nacionales e internacionales sobre el método ABA.

El método se está ensayando actualmente en varios centros como la 'Escuela de Ilusiones', donde se trabaja actualmente con 14 niños incluido Edey, en el centro CIEL (Centro para la Investigación y Enseñanza del Lenguaje) de Oviedo y el Al-Mudaris, en Córdoba. "Ahora somos un centro privado, pero estamos en trámites para hacerlo concertado el año que viene", insiste el psicólogo Arquímedes .

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