- Los hijos de madres con ansiedad tiene un 23% más de riesgo de despertarse en la noche
MADRID.- Los hijos de mujeres que sufrieron estrés antes de la gestación son más propensos a despertarse en mitad de la noche y a tener un sueño de peor calidad durante el primer año de vida, según un estudio publicado en la revista 'SLEEP'. Esta alteración del sueño predice la aparición de problemas durante la infancia y afecta también al bienestar de los padres, según sus autores.
En la investigación, llevada a cabo en la británica población de Southampton, participaron 874 mujeres entre 20 y 34 años, que habían completado antes de quedarse embarazadas un cuestionario diseñado para detectar trastornos de ansiedad y depresión. De ellas, 255 (29%) padecían alguno de estos problemas.
Después de que dieran a luz, las participantes fueron invitadas a responder cuántas veces se había despertado su hijo entre la media noche y las seis de la mañana en las dos semanas previas. Esta entrevista se realizó cuando el niño tenía seis y 12 meses. En total, a los seis meses el 46% de los pequeños se había despabilado al menos una vez y el 39% al año.
Al analizar estas cifras en función del estrés materno, los investigadores comprobaron que entre los hijos de las madres que padecían algún trastorno antes de la concepción era más frecuente la interrupción del sueño nocturno. Un 52% de ellos se despertaba en mitad de la noche a los seis meses, frente al 43% de los demás niños; y el 46% frente al 36% a los 12 meses.
Los padres también se resienten
Estos resultados, apuntan los autores, "son consistentes con la hipótesis de que la ansiedad y depresión maternas predisponen a la aparición de problemas del sueño en la infancia".
Ninguno de los posibles factores de confusión analizados por los investigadores alteró esta relación. Los efectos del estrés psicológico preconcepcional sobre la calidad del sueño eran "independiente de los efectos derivados de compartir cama, del nivel educativo materno, del consumo de tabaco y alcohol durante el embarazo y de la lactancia", señala el estudio.
En suma, los hijos de madres con ansiedad o estrés antes de la gestación tenían un 23% más de riesgo de despertarse en mitad de la noche a los seis meses y un 22% más al año.
Dormir mal durante el primer año de vida puede desencadenar la aparición de problemas del sueño durante la infancia. Tener un sueño de baja calidad puede afectar al bienestar, a la salud mental y al aprendizaje de los niños y también puede repercutir en la calidad de vida de los padres.
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