miércoles, 24 de febrero de 2010

ÚNICO CASO EN EL MUNDO

Una mujer logra por primera vez dos embarazos tras un trasplante de tejido ovárico

  • La mujer, que había tenido cáncer, tiene su segunda hija tras someterse a esta técnica
  • Se congela el tejido para evitar que se dañe con la 'quimio' y se reimplanta después
Stinne Holm con sus dos hijas, Aviaja (izda) y Lucca. (Foto: Human  Reproduction)

MADRID.- En enero de 2008, Stinne Holm acudió a su clínica de reproducción asistida porque estaba pensando tener un segundo hijo. El nacimiento de la primera niña (Aviaja) en febrero de 2007 ya fue todo un milagro porque hacía apenas dos años que ella se había sometido con éxito a un trasplante de tejido ovárico. La sorpresa llegó cuando sus médicos le dijeron que estaba de nuevo embarazada, esta vez de manera natural.

Stinne (32 años) es la prueba viviente de que el trasplante de tejido ovárico es una esperanza real para las mujeres que ven afectada su fertilidad a consecuencia de la quimioterapia. Con su segunda hija, Lucca, ya son nueve los niños nacidos en todo el mundo después de un procedimiento de este tipo (dos de ellos españoles).

En seis de los casos (incluidos los gemelos que nacieron en Valencia en agosto de 2009) han sido necesarias técnicas de reproducción asistida para ayudar a los ovarios a recuperar plenamente su función reproductora. Pero en los tres restantes, incluida Lucca (cuyo caso se relata esta semana en las páginas de la revista 'Human Reproduction'), el trasplante ha logrado devolver a las pacientes su función ovárica sin ayuda.

A Stinne (médico y coautora del estudio que relata su caso) le habían diagnosticado un sarcoma de Ewing a los 27 años. Para preservar sus posibilidades de ser madre en el futuro, especialistas del hospital danés de Aarhus, le extirparon un tercio de su único ovario (el otro se lo habían quitado años antes a causa de un quiste benigno) y lo conservaron congelado. "No tenía mucha confianza, porque por aquel entonces sólo habían nacido dos niños de este modo, y no se había logrado con éxito en Dinamarca", confiesa a ELMUNDO.es.

El tratamiento oncológico tuvo éxito pero, como se esperaba, la quimioterapia provocó en su organismo una menopausia precoz que le impedía ser madre. Con su único ovario 'arruinado' por los citotóxicos, los médicos procedieron a reimplantarle seis pequeñas tiras del tejido que guardaban congelado y, con la ayuda de fármacos para la estimulación ovárica, dos años más tarde nacía Aviaja. El autotrasplante había funcionado.

"Es una noticia buenísima", se felicita María Sánchez, ginecóloga del Hospital Doctor Peset de Valencia y 'autora' del trasplante que permitió a una mujer valenciana tener dos hijos por este método. Y aunque la técnica ya es el presente, explica que hay que tener en cuenta que no todos culminan en un embarazo; "bien porque no funcionan o porque las mujeres no se deciden a intentarlo una vez que han recuperado la regla".

Tejido de reserva congelado

En enero de 2008, Stinne acudía por segunda vez a la consulta del doctor Claus Yding Andersen para recurrir de nuevo a los métodos de reproducción asistida cuando un test de embarazo indicó que no sería necesario. "Fue una gran sorpresa, porque no lo habíamos buscado y pensamos que necesitaríamos ayuda como la primera vez. ¡Fue un milagro!". Se convertía así en la primera mujer en el mundo que da a luz por segunda vez tras una intervención de este tipo.

Lucca nació el 23 de febrero de 2008 y su médico indica en la revista científica que ellas son la prueba de que los fragmentos de tejido que le reimplantaron en lo que quedaba de su ovario siguen funcionando a pleno rendimiento cuatro años más tarde. "Estos resultados confirman el papel de la criopreservación para conservar la fertilidad y debería fomentarse su uso en niñas y adolescentes que pueden afrontar daños en sus ovarios a raíz de la quimioterapia", asegura el especialista.

Si algún día las seis tiras que le fueron reimplantadas en su estructura ovárica dejasen de funcionar, aún tiene otros siete fragmentos que permanecen congelados en un tanque de nitrógeno líquido del hospital de Aarhus donde podrían permanecer otros 40 años más según los cálculos de los especialistas. De momento, ella prefiere no pensar en eso: "Las niñas son muy pequeñas todavía. Tal vez dentro de un par de años nos lo pensemos otra vez". Cuando sean mayores, concluye desde Dinamarca, les contará su historia: "Es demasiado bonita para ocultársela".

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