Las actividades familiares disminuyen las relaciones sexuales de los menores
- Los chicos que realizan actividades en familia tienen menos relaciones sexuales de riesgo
- La calidad de las relación padres-hijos es determinante para unos hábitos saludables
MADRID.- Si su hijo o hija se inicia en el sexo demasiado pronto o mantiene relaciones de riesgo puede que usted tenga algo que ver en ello. Los datos de un nuevo trabajo estadounidense revelan que el tipo de relación que los padres mantienen con sus vástagos puede determinar su forma de vivir la sexualidad.
A conclusiones similares ha llegado también un trabajo español, realizado por expertos de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Laguna (Tenerife) y de la Universidad de Huelva, tras estudiar a 1.417 chicos y chicas de entre 13 y 17 años. "La comunicación y el apoyo de los padres, así como el acuerdo en temas educativos, se muestran como factores de protección asociados a los estilos de vida saludables en todas las edades estudiadas", reza la investigación publicada en 'Psicothema'.
"Embarcarse en relaciones románticas o sexuales en la adolescencia forma parte natural del desarrollo de la adolescencia y de la transición hacia los comportamientos adultos... Pero el sexo entre estos menores acarrea también importantes repercusiones, como son los embarazos no deseados y las enfermedades de transmisión sexual (ETS), cuando no se utilizan los medios adecuados de protección", documentan los investigadores estadounidenses, dirigidos Rebekah Levine Coley, del Boston College.
Recientemente, los Centros de Control de Enfermedades de Atlanta han dado cuenta de "que una cuarta parte de las niñas de entre 14 y 19 años sufre una ETS. Además cerca de 750.000 adolescentes se queda embarazada cada año. En 2006, en nuestro país, se produjeron 27.592 embarazos en menores de 20 años.
Más de 3.200 adolescentes de 13 a 18 años han participado en otro trabajo estadounidense, publicado en el último 'Child Development', a los que se les ha hecho un seguimiento de cuatro años. Todos forman parte, además, de la investigación conocida como 'Estudio Longitudinal de la Juventud [una muestra representativa de los adolescentes norteamericanos]'.
Los autores llevaron a cabo cuestionarios anuales a todos ellos con el fin de establecer la frecuencia de sus relaciones sexuales, el número de parejas y el uso o no de anticonceptivos. Asimismo, se indagó sobre la estructura familiar, el conocimiento de los padres sobre la vida sexual de sus hijos y sus actitudes ante ella, las actividades que realizaban con sus descendientes y el tiempo que estaban en casa.
Entre los datos del trabajo destaca que el incremento semanal de actividades en familia reduce en un 2% el comportamiento sexual de riesgo del hijo en el año siguiente. "Y por cada actividad familiar adicional se disminuye en un 9% la actividad sexual del menor", recoge el trabajo.
"Los ambientes familiares rutinarios en los que, por ejemplo, los hijos comparten proyectos con sus padres o se sientan todos juntos a comer a la mesa, actúan como 'protectores' frente a las relaciones sexuales de riesgo. Y al revés, los chicos que menos prácticas sexuales de riesgo tienen son los que más participan de la vida familiar", detalla Rebekah Levine.
Otro de los factores que influye en la sexualidad de los adolescentes es la estructura de sus parientes. Así, los adolescentes que viven con padrastros o madrastras o tienen una familia uniparenteral tienen más comportamientos de riesgo en comparación con los que residen con sus padres biológicos y en un ambiente familiar estable.
La vida sexual de los hijos
Una de las aportaciones novedosas del trabajo es que, al parecer, los padres reaccionan de forma distinta que las madres ante la vida sexual de sus hijos. Cuando el padre conoce las actividades de riesgo de su hijo suele dialogar más con él, intenta conocer a sus amigos y trata de planear más actividades. "Este dato contradice los trabajos previos en los que se ha apuntado que el progenitor tiende a alejarse del hijo cuando descubre sus prácticas de riesgo a involucrarse menos en el consejo y orientación y se vuelve hostil", indican los investigadores.
Los hallazgos dan pie a los autores a defender "que dado el impacto negativo que pueden tener las relaciones sexuales de riesgo en la adolescencia, es urgente establecer políticas que animen a los padres a compartir más tiempo y más actividades con sus hijos".
Precisamente, y en este sentido, el trabajo español anteriormente mencionado, destaca que la calidad de las relaciones padres hijos está claramente asociada a los estilos de vida [sexualidad, consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias, hábitos alimenticios, actividad deportiva, entre otros] de éstos últimos.
"Las relaciones con la madre son importantes, pero también son cruciales las del padre en la adolescencia, probablemente por su carácter menos tipificado en la sociedad actual. Especialmente son claves la disponibilidad del padre, su implicación en los asuntos del hijo o hija, su capacidad de comunicación y el grado de apoyo paterno que percibe el adolescente".
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