Cuando el padre tiene un problema mental
- La psicopatología paterna puede aumentar el riesgo de dificultades emocionales
- Hasta ahora los estudios se han basado casi exclusivamente en la influencia materna
- Si el padre sigue una terapia correcta y se involucra, se disminuye el riesgo
MADRID.- La mirada científica sobre cómo influye la psicopatología de los progenitores en el desarrollo psicosocial de sus hijos ha tenido, hasta ahora, como única protagonista a la madre. Pero gracias a un nuevo trabajo el padre acaba de entrar también en escena.
Paul Ramchandani y Lamprini Psychogiom, ambos del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oxford (Reino Unido), son los únicos autores de un original artículo de revisión que ha visto la luz en la última edición de 'The Lancet'. En él se han podido constatar qué enfermedades paternas son las que más pueden influir en los hijos, los mecanismos por los que pueden 'transmitir' la patología al menor, pero, también, los factores que les protegen de este tipo de herencia.
"La mayoría de las investigaciones han estado focalizadas a los problemas psiquiátricos maternos. Este es el caso, especialmente, de los trabajos en los que se han examinado los primeros años de vida de los niños, momento en el que se produce un gran desarrollo cognitivo y emocional...", comentan los autores en su estudio. Otra razón de 'peso' por la que los ensayos se han centrado en la madre es porque en "muchas sociedades, ellas son las primeras cuidadoras de los vástagos, jugando además un papel mucho mayor que el del padre en su sociabilización", insisten.
La patología mental es distinta en ellos que en ellas. "Hemos tenido en cuenta la depresión, la ansiedad, el abuso de alcohol y otras sustancias, la enfermedad bipolar y la esquizofrenia. Son las más frecuentes y las más graves en el sexo masculino, principalmente entre los 18 años y los 35", reza la investigación.
Por ejemplo, la depresión afecta a entre un 3% y un 6% de los varones, la mitad que las mujeres con este problema. Por esto, se ha relacionado la depresión postnatal materna con un aumento de las probabilidades de que los hijos tengan problemas a nivel emocional y de comportamiento, además de un retraso en el desarrollo cognitivo en la infancia y de un aumento del riesgo de depresión y de ansiedad en la adolescencia. Sin embargo, este tipo de patología tiene efectos similares cuando el afectado es el padre, salvo en el caso de las dificultades emocionales que, al parecer son mayores cuando son ellas las que tienen el problema.
Especial referencia tienen los problemas de abuso de alcohol y de sustancias en el sexo masculino. Primero porque el uso de bebidas etílicas es mayor en este sector de la población. De hecho, afecta a entre un 4% y un 14% de los varones, mientras que el abuso de sustancias tóxicas se sitúa entre el 1% y el 5%. "El alcoholismo paterno se ha estudiado mucho más que el materno. Los datos indican que eleva el riesgo de trastornos del ánimo en los hijos, fracaso escolar, baja autoestima y dificultad en las relaciones", rezan los investigadores.
Otras patologías que elevan el riesgo de que el menor también enferme son el trastorno bipolar que aumenta en 10 veces más las posibilidades de padecer este mismo trastorno y en tres o cuatro veces las que tiene de desarrollar cualquier otra patología mental.
La mayoría de los hijos crece sano mentalmente
Pese a todas estas cifras y afirmaciones, hay que hacer un llamamiento a la tranquilidad. Primero porque como especifican los propios autores, "es la combinación de los factores genéticos con los ambientales, los que pueden favorecer el desarrollo de las enfermedades mentales".
Ellos mismos han constatado que el hecho de que el progenitor paterno no tenga una terapia adecuada, sufra problemas socioeconómicos, haya perdido su empleo, mantenga conflictos con su pareja 'disparan' el riesgo de psicopatología en los hijos. Influye asimismo el nivel educativo del varón, dado que aquéllos con mayores niveles formativos suelen buscar 'fórmulas' para prevenir la enfermedad en sus hijos.
Sucede lo mismo en dependencia del temperamento de los hijos. El 'mal' carácter tiende a exacerbar los problemas familiares, especialmente paternos y dificulta la interacción entre ambos. Sin embargo, en lo que la literatura científica sí está de acuerdo es en que la ausencia paterna y su carácter antisocial empeora el comportamiento de los hijos.
Los autores reconocen que datos como éstos deberían hacer aprender la "necesidad de evaluar tanto la psicopatología materna como la paterna, máxime cuando la posible aceptación de ellas se produce en independencia de que la salud mental de la madre sea óptima o no", reza el estudio.
Focalizar, por tanto, la atención en los padres no sólo les beneficia a ellos, sino también a sus descendientes, especialmente si son varones dado que tal y como refleja la investigación "pueden verse más influenciados que las niñas".
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