Los niños con estrabismo tienen más riesgo de sufrir enfermedades mentales en el futuro
- Ellos pueden desarrollar depresiones en la tercera década de su vida
- Ellas tienen más probabilidades de sufrir ansiedad, fobias, hiperactividad...
MADRID.- Depresión, déficit de atención, ansiedad, fobias... Los jóvenes con estrabismo durante la infancia tienen un riesgo casi tres veces mayor de sufrir este tipo de desórdenes. Además, según un nuevo estudio que compara la prevalencia entre el sexo femenino y el masculino, son ellos quienes tienen más probabilidades de sufrir dichos episodios.
Se trata de un tipo de estrabismo muy específico: exotropia intermitente. Cuando se enfoca la mirada a un objeto cercano, el ojo se desvía hacia el centro, "aunque habitualmente en pocos segundos se recupera el parelelismo visual", indica Carolina Rabanaque, oftalmólogo del Hospital Infanta Sofía (San Sebastián de los Reyes, Madrid).
Suele presentarse desde el primer año de edad y aparece sobre todo cuando el niño se enfada o está distraído. Una vez diagnosticada, puede tratarse con gafas, ejercicios específicos y si a los cuatro o cinco años continúa, entonces se procede a una intervención quirúrgica. "La toxina botulínica funciona a veces, pero es más eficaz la cirugía", añade la especialista.
Con el objetivo de evaluar la prevalencia y las diferencias sexuales de las enfermedades psiquiátricas entre los jóvenes con estrabismo, un equipo de científicos del departamento de Oftalmología de la Clínica Mayo (Rochester, Minnesota, Estados Unidos) ha realizado un seguimiento durante 20 años de los casos de 183 pequeños con exotropia intermitente y otros tantos sin esta patología.
Según los resultados, el 30% de los miembros del grupo control desarrollaró un desorden mental, mientras que entre los pacientes con estrabismo, el porcentaje aumentaba hasta el 53%. Es decir, "los niños con exotropia intermitente tenían un riesgo 2,7 veces mayor que aquellos pequeños sin la afección visual", tal y como versa el estudio publicado en 'Archives of Ophthalmology'.
Teniendo en cuenta que de los 183 individuos con estrabismo, 118 eran mujeres y 65 hombres, del 53% de los afectados por alteraciones mentales, la mayoría fueron varones (63%). También en el grupo de control, el porcentaje de enfermedades mentales fue significativamente mayor en los varones que en el sexo contrario.
"En nuestro estudio demostramos una vez más la asociación entre estrabismo y enfermedad mental y vamos más allá, confirmando que dicha asociación es más fuerte para los hombres que para las mujeres", según las conclusiones de este trabajo.
Varones con más depresión
Comparando los varones de ambos grupos, los que sufrían exotropia intermitente "hicieron más uso de los fármacos psicotrópicos (antidepresivos, estimulantes), registraron mayor número de visitas al departamento psiquiátrico de urgencias, más ingresos hospitalarios e intentos de suicidio ", explican los autores de la investigación en su artículo. Por su parte, ellas no sólo tenían más riesgo de desarrollar un desorden psiquiátrico, también expresaban más ideas suicidas.
Después de analizar el tipo de desórdenes mentales más frecuentes, las conclusiones fueron claras. Los hombres con exotropia intermitente tenían más riesgo de padecer depresión y problemas de adaptación que sus compañeros del grupo control. En cuanto al sexo femenino, aquellas con estrabismo sufrían más problemas de ansiedad, déficit de atención, hiperactividad o fobias. Lo que no parece ser tan evidente, según explican los autores del estudio, es la causa por la que la exotropia intermitente y la enfermedad mental están relacionadas. Aunque esta asociación ya había sido descrita en anteriores ocasiones, no existe una teoría clara. Razones genéticas, dificultades sociales derivadas del estrabismo...
"Todos los pacientes con estrabismo, niños y adultos, tienen más alteraciones psiquiátricas que el resto de la población, por la repercusión que tiene su enfermedad en su relación con los demás. Esto se comprueba día a día en la consulta y se ha demostrado en múltiples estudios. Es difícil separar el aspecto social de la enfermedad del resto de las alteraciones y en este artículo no se ha hecho", puntualiza la doctora Rabanaque.
Son necesarios más estudios para determinar si hay un componente genético en esta asociación y para valorar si el tratamiento del estrabismo puede reducir o, de lo contrario, alterar el futuro desarrollo de enfermedades mentales. Este tipo de estudios, cuando se confirmen, "podrían orientar hacia una mayor relación con psiquiatras y psicólogos para tratar cuanto antes cualquier alteración de este tipo que se sospeche", señala la oftalmóloga del Hospital Infanta Sofía
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