domingo, 28 de junio de 2009

Jugar puertas adentro: cuando el miedo paterno afecta la salud y el aprendizaje de los más chicos


El miedo que provoca que los hijos jueguen libremente en los espacios públicos puede generar problemas de salud y de aprendizaje en los niños.


En un época marcada por el miedo y el desasosiego, los argumentos que los padres exponen para justificar lo poco que fomentan el contacto de sus hijos con el mundo exterior son muchos, pero también son muchos los males que los chicos pueden padecer criándose en lugares supuestamente más seguros.

Los robos, los pedófilos, el dengue, la gripe A, las jeringas en las plazas, los caramelos de extraños son algunas de las explicaciones con las que los papás suelen explicar el porqué prefieren que sus niños jueguen en sus casa, en los peloteros, y con la computadora.

Sin embargo, la falta de contacto con el aire libre genera una mayor propensión a la obesidad, la depresión, el estrés y las alergias múltiples, concluyó el periodista Richard Louv luego de su libro que tituló “El último niño en el bosque”, según cita el diario Crítica.

Antonia Ferro, madre de Manuel, de cuatro años de edad, aseguró a aquel matutino que sabe “que tener a un hijo en casa todo el día no es la opción ideal”. Resulta que “el ambiente en la plaza no siempre es el mejor, el clima puede llegar a ser violento. Por eso prefiero que socialice cuando tiene un cumpleaños y va al pelotero. Sonará horrendo, pero es la opción menos mala”.

Si embargo, el miedo no suele ser buen consejero. Daniela Gutiérrez, licenciada en Educación e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) sostuvo que “en décadas pasadas, los chicos se cuidaban mejor a sí mismos porque el dolor siempre era una posibilidad: cuando explorabas los límites, los alcances de la fuerza y los de la naturaleza, podías lastimarte o no. En cambio hoy es difícil encontrar un niño que se lastime”.

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