martes, 23 de junio de 2009

PROYECTO SOLIDARIO

Por la salud de los Hushé

  • Un grupo enseña medidas de higiene básicas a los habitantes de esta aldea de Pakistán
  • En nueve años han reducido la incidencia de las enfermedades infecciosas y respiratorias
Una niña de la aldea de Hushé. (Foto: Proyecto Hushé) Vea el álbum

Una niña de la aldea de Hushé. (Foto:


MADRID.- En el lugar más agreste de la tierra, el que alberga la mayor concentración de montañas del mundo, se encuentra la aldea de Hushé, justo a los pies del K1. Sus aproximadamente 1.000 habitantes son los últimos vestigios de civilización que encuentran los escaladores antes de ascender la montaña. Con inviernos que se prolongan durante seis meses con temperaturas de -30º y sin calefacción, los problemas de salud de los ciudadanos están relacionados fundamentalmente con sus condiciones de vida. El proyecto Hushé pretende mejorar su situación sanitaria y educativa.

La idea surgió precisamente de un escalador, Sebastián Álvaro, ex director del programa 'Al filo de lo imposible', que puso en marcha el proyecto en 2001 con la colaboración de la ONG Sarabastall. Tras escolarizar a más del 80% de la población infantil, algo que parecía imposible, este año se centran en la salud y, en concreto, en la higiene bucodental, para lo que tienen la colaboración de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA). En total, el proyecto ha contado con un presupuesto de 300.000 euros.

"No hay una sóla razón para elegir Hushé, sino 1.000 razones, una por cada uno de sus habitantes", comenta José Miguel García, presidente de la ONG Sarabastall. "En Hushé, cuna de los sherpas, la gente es hospitalaria y cariñosa. Nunca me han pedido nada y, sin embargo, siempre que he ido me han dado mucho", afirma Sebastián Álvaro, que sentía la necesidad de devolverles algo de la ayuda que ha recibido de ellos en sus expediciones.

El objetivo para este año es evaluar y establecer la prevalencia y severidad de las enfermedades bucodentales más importantes en la población y enseñar medidas de higiene básica, como lavarse las manos y los dientes. El reto corre a cargo de Javier Pérez Monreal, médico del Hospital de Zaragoza y responsable de salud del proyecto desde sus comienzos.

"En 2003 monté una consulta en un establecimiento que ya existía, aunque estaba en muy malas condiciones. Los problemas de salud más importantes tenían que ver con la falta de higiene y las condiciones extremas. Por eso, nos centramos en dar una formación básica para que mejoraran sus hábitos saludables. En 2005 trajimos al médico de allí a España para que se formara y, además, aprendió español, lo que ahora nos facilita mucho las comunicaciones. En este tiempo, con unas simples medidas hemos reducido la incidencia de las enfermedades infecciosas, de la gastroenteritis y de trastornos respiratorios. Pero aún falta por solucionar la salud dental y los problemas que conlleva", declara el doctor Pérez Monreal.

Las dificultades

Aunque los voluntarios del proyecto y los Hushé no hablan el mismo idioma, Sebastián Álvaro reconoce que "la comunicación no es un problema. Chapurrean un inglés rudimentario como el mío y los mismos gestos. Pero lo más importante es que cuando alguien quiere entender te entiende".

En cuanto a los obstáculos que han encontrado en el camino tienen que ver con cuestiones culturales y religiosas. Por ejemplo, el médico explica que "los hombres no pueden atender un parto bajo ningún concepto. Si lo haces, puedes perder un brazo, por la ley islámica". Pero salvo este tema sanitario, "hemos conseguido con el tiempo que los aldeanos confíen tanto en hombres como en mujeres para que les atiendan en la consulta, algo que al principio les costaba".

Durante todo este año, los miembros del proyecto registrarán la edad, el sexo, los problemas de salud sistémicos, la situación alimentaria y cualquier otro hecho relevante con el objetivo de analizar los datos y evaluar cuáles son las necesidades de tratamiento, así como su viabilidad, para implantarlas en el 2010.

"Queremos respetar sus costumbres y su identidad. No pretendemos imponer nada, sólo mejorar su calidad de vida. Por eso les enseñamos cómo hacerlo y en un par de años les dejaremos el modelo para que sean ellos mismos quienes gestionen su propio futuro", concluye Álvaro, que pretende extender su proyecto a otros asentamientos de montaña en el Himalaya y Perú.

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